El accidente de tránsito por el que murieron el domingo pasado los hinchas Eduardo Villa Mantilla y Erick Barbosa De la Asunción, en una carretera de Santander, fue el golpe número 25 a las fibras del barrismo popular que en Barranquilla encarnan los Kuervos, grupo que integraban las víctimas, y el Frente Rojiblanco Sur (Frbs).
El fenómeno cumplirá 17 años en la capital del Atlántico, alrededor de Junior y el Estadio Metropolitano. La primera piedra fue el Frbs con un grupo de 16 aficionados, en su mayoría integrantes de la barra Lucho Cúcuta, liderados por Janlicer Pérez Hernández.
'Aparte, un grupo de jóvenes de San Felipe porque Janlicer vivía ahí, por eso una gran base del Frente es de ese barrio', contó Alfredo Acuña Castro, ‘el Padrino’, uno de sus 16 fundadores y el único que sigue siendo un ‘barra’.
Acuña fue uno de los tres ‘vieja guardia’ que accedieron a contarle a EL HERALDO cómo comenzó el ‘aguante’, los años de gloria, la historia de la triple división de esa gran masa de gargantas de la tribuna Sur baja del Metropolitano y el futuro que aspiran.
La cita fue el viernes en la mañana en esa gradería, donde todo nació el 19 de julio de 1998. También asistieron los hermanos Omar ‘el Buitre’ y Mario Ortega Torres, y Gabriel Vallejo Machado, ‘el Ruso’.
Los tres fueron de la primera generación de jóvenes que después de agosto de 1998 se sumó al Frbs, que se concretó en un mes y comenzó con un solo techo. Ahora exhibe 60 y 120 trapos, y una banda musical con 25 bombos, 12 redoblantes, 4 trompetas, 2 saxofones y seis granadillas. (Ver Glosario)
Omar Ortega, Gabriel Vallejo, Mario Ortega, Alfredo Acuña y Juan Carlos Arteta, líderes de las principales barras del Junior: Los Kuervos, Frente Rojiblanco Sur y Fuerza Tiburona.
Herencia del Sur
La historia del barrismo en Colombia tomó como espejo el sur del continente, de Argentina y Chile. Ambos países fueron la influencia para que en 1992 naciera el Frente Radical Verdiblanco, del Deportivo Cali, en el departamento del Valle del Cauca.
Pero los primeros en organizarse entre 1993 y 1994 fueron los Comandos Azules, de Millonarios (Bogotá), cuyos creadores se denominan ahora la Blue Rain (Lluvia Azul).
'Ahí se puede encontrar a un profesor de sociología, abogados, gente preparada de más de 35 años de edad con un estilo de barrismo definido', reconoció Ortega, ‘el Buitre’.
Luego surgió la Nación Verdolaga, de Nacional, también en la capital y que se convirtió en Los De Sur (LDS), y el Barón Rojo, de América de Cali.
El Estadio Metropolitano, inaugurado en 1986, heredó del municipal Romelio Martínez las barras tradicionales conformadas por vecinos, familiares y amigos. Algunas, con hinchas que se convirtieron en personajes, como Gilberto Albarracín y su grupo Fuera la Corrupción del Fútbol.
'Nosotros salimos de occidental baja, donde estaba la Asociación de Barras; lo que hicimos fue meter cosas nuevas', recordó Mario Ortega. 'Eran señores en su mayoría, todos sentados, y lo nuestro fue algo diferente, con cánticos y brincando todo el partido'.
BOOM Y BUEN COMIENZO
La acogida del nuevo movimiento de apoyo a Junior fue un éxito. El Frente sumaba 100 integrantes al finalizar 1999 y en 2001 se incrementaron a 630.
En 2000 se vivieron los primeros viajes a Santa Marta; por fuera de la Costa, a Bucaramanga; y el gran reto, Bogotá. 'Los años gloriosos fueron de 1999 a 2004', afirma con nostalgia Vallejo, ‘el Ruso’.
El Frbs recibió enseguida el aval como barra oficial de la Corporación Popular Deportiva (CPD) Junior –ahora Junior Club SA–, con la colaboración del abogado y comentarista deportivo Carlos Marín.
Frente Rojo y Blanco Sur de Costa Hermosa. Con esta razón social fue registrado en 2003 por sus primeros líderes ante la Cámara de Comercio de Barranquilla. 'Éramos personas que aspirábamos a un barrismo hacia el Frente, no como ahora', agrega ‘el Ruso’.
La creación del Frente motivó, incluso, que surgieran otras barras como Fuerza Tiburona en la gradería Oriental alta. 'Cuando salimos en 2004, nuestro referente era el Frente Rojiblanco, y hoy lo sigue siendo', expresó su presidente Juan Carlos Arteta, quien facilitó el encuentro entre EL HERALDO y los cuatro de la ‘vieja guardia’.
El Frente Rojiblanco Sur tiene 700 integrantes en la actualidad. Empezó con 16.
La división
El éxito de la barra se tradujo en 2004 en una petición a Junior: obtener 1.000 boletas, para el ingreso de sus miembros y vender las sobrantes para obtener recursos con que financiar viajes, salidas y logística.
El aguante estaba en su apogeo con 27 bloques: Miuras, Ciudadela, Bloke Central, La Victoria, Comuna 4, San Felipe, La 21, Vía 40, entre otros bautizados con los nombres de barrios o sectores de la ciudad o del área metropolitana. Cada uno agrupa a los parches.
Pero lo que se creyó una oportunidad, acabó como un obstáculo que los dividió en Frbs, Los Kuervos y Bloke Central.
¿Qué pasó? Se pregunta Omar Ortega, ‘el Buitre’, antes de contar por qué se fraccionó la barra más grande de Junior. 'Esto comenzó a volverse un negocio; pasamos de manejar el sentimiento, la fiebre del barrismo, a un negocio'.
Los cuatro líderes coincidieron en que el presidente de la barra de la época se lucró de la comercialización de las entradas. 'Que había plata y no daban para las cosas de la barra', dijo ‘el Ruso’. 'Nos tenían de bobos útiles a los líderes de bloques', añadió ‘el Buitre’.
TIRAS Y AFLOJES
En 2004, año en que Junior consiguió su quinto título del Fútbol Profesional Colombiano (FPC), fue el mismo en que la institución deportiva empezó a cobrar a las barras un porcentaje mínimo del valor de las boletas.
'Si la ponían a $5.000, este señor, David, decía que se las cobraban a $8.000, y se cogía $.3000 por boleta', expuso ‘el Buitre’.
Más de uno desconfió y cinco indagaron por si había manejos irregularidades en la cúpula del Frente. 'Llegamos hasta el fondo y lo careamos (a David), quien nos dijo que al que le gustara bien y al que no también, sino veíamos cómo estábamos', comentó Ortega.
'Nosotros –continuó– éramos 15 a los que llamaban ‘los Federales’; lo encaramos cinco, entramos en discusiones, el man se violentó y nos echó pa’ adelante con un poco de gente y nos dijo: si van a seguir en la tribuna, será como yo diga, si no ábranse, o los jodemos.
Las relaciones entre las cabezas y los líderes de 15 bloques se caldearon. 'Estábamos en un tire que afloje, había murgas, y hubo un momento en que se fraccionó todo y un grupo se fue para arriba'.
Nacen Kuervos y el Bloke
La primera división en público fue en 2005, en el partido en que Junior venció 4-3 a Millonarios, bajo un aguacero. En medio del encuentro, los asistentes al Metropolitano vieron cómo varios integrantes del Frente salieron corriendo de la gradería Sur baja y aparecieron en alta.
'Ya no se permitía por la tragedia de Vanessa y Hansel', recordó Mario Ortega, en referencia a la tragedia del 2 de noviembre de 2003, cuando Junior anotó el gol con que venció a Cortuluá y clasificó a semifinales. Los jugadores llegaron a celebrar frente a Sur y 35 aficionados del Frbs cayeron desde alta, al colapsar parte de la baranda de seguridad. Murieron Vanessa Rodríguez Rojas y Hansel Poveda.
Hubo 16 ‘federales’ que optaron entonces por trasladarse a la tribuna Norte, para evitar más enfrentamientos. 'Acá quedamos cuatro líderes: Alfredo, César, Villa (qepd) y Andresito, y era difícil porque Omar, Mario, Óscar, Fabrizio, el Piña', contó ‘el Ruso’.
'Te hablo de 15 a 20 personas que nos criamos desde niños en el Frente; yo tengo 30 años, y 16 años y medio en esto; y al ellos irse, quedamos como solos. Son cosas que no se olvidan. ‘Los Kuervos’ antiguos son amigos míos', agregó.
'Los Kuervos era un grupo reducido de amigos, 16 a 18, que nos caracterizamos con este tatuaje que tenemos aquí; luego mucha gente se pasó', completa Omar Ortega, mientras se señala la parte interna (bíceps) de su brazo izquierdo.
'Esa fue la génesis de la división: el billete, el enriquecimiento bárbaro que hubo. A la vista está que él (presidente) salió del Frente', señaló.
SURGE BLOKE CENTRAL
Alfredo Acuña también se independizó del Frbs, después de que confirmó los robos, aunque no cambió de gradería: pasó del centro de Sur baja, al costado, a un lado de Oriental.
Fue el 13 de septiembre de 2008, también en vísperas a un partido entre Junior y Millonarios. 'Me dijeron que no eran 400 boletas, sino 600 las que Junior nos dio', contó. 'Algunos periodistas me lo confirmaron y la boleta que le tocó a Aliskair Martínez decía 600 boletas en la parte de atrás; le tomamos foto y la llevamos a la Policía como prueba'.
Iván Vélez y Sebastián Viera son dos de los jugadores más cercanos a las barras.
Recursos y ‘padrinos’
El desorden administrativo derivó en que varias empresas le retiraran su apoyo al Frente: Joyería Moderna, Tecnicor, Cervecería Águila y Jave Licores. A partir de entonces, cada facción se las arregla con rifas, almuerzos, venta de camisas que jugadores les regalen y las colaboraciones de los mismos.
El valor de una salida de un partido importante, como una final, cuesta entre $8 millones y $10 millones: se usan bengalas portuarias, que por unidad cuestan $100.000, comprar y mandar a picar papel, extintores y rollos de papel.
De esa manera surgen los fondos para costearse viajes como el último que se volvió tragedia en la carretera que conecta al departamento de Santander con la Costa.
'Sacamos tres buses para Santander: tres de Los Kuervos, uno del Bloke Central y uno del Frente que luego se fue con barras para Pasto (partido del miércoles)', explicó Mario Ortega, quien estuvo en el estadio Álvaro Gómez Hurtado, en el municipio Floridablanca, donde Junior empató 0-0 con Alianza Petrolera.
'La barra (Kuervos) puso una parte para que los pasajes de los primeros dos buses costaran $50 mil; el último cobró a $3,5 millones y cada integrantes pagó $75 mil', indicó.
Entre los padrinos actuales de las barras, se cuentan al arquero Sebastián Viera y el volante Michael Ortega. 'Siempre trato de ayudarlos cuando puedo. Algunos de mis compañeros también porque sabemos el esfuerzo que hacen para acompañarnos; cuando veo a los líderes me les acerco y los ayudo con boletas o dinero', confirmó el volante.
'Pero no todos los viajes y no son millones. Ese día para el viaje (a Santander) nos dieron unos enlatados para la comida', detalló ‘el Ruso’.
'Esto es lo que la gente no sabe, y sin saber nos tratan de vagos, desocupados, vándalos y otras cosas. Les pregunto: ¿si fuéramos eso, cómo hacemos para sacar $200 mil e irnos hasta Bucaramanga y de ahí para Pasto, las ocho comidas, las dos boletas, los peajes?'.
Mario Ortega es más explícito. 'Hay quienes cogen esto como un estilo de vida. Mientras la gente tiene su sueldo y gasta en rumba, el ‘barra’ se lo destina al equipo; no nos fuimos a pasear en Semana Santa, sino que cogimos ese dinero para irnos a Flordiablanca; nuestro tiempo libre es para Junior, por eso hay quienes creen que no hacemos más nada'.
Piden apoyo
Las divisiones entre los ‘barras’ preocupa no solo a las autoridades, sino también a los propios jugadores. Ya están adelantadas las conversaciones, de hecho, para que en próximos días haya un encuentro entre los tres grupos.
'Nos vamos a sentar esta semana con los jugadores, ellos quieren hablar para saber en qué podemos mejorar', indicó Omar Ortega.
Vallejo apunta que se requieren planes que incluyan a la Alcaldía de Barranquilla, Policía y las barras para plantear la solución a los problemas que surgen en viajes a otras ciudades, y las visitas de barras de otros equipos. Ambos líderes admiten las diferencias entre ‘Kuervos’ y el Frente, por fricciones entre varios parches.
'Uno que es un barrista distinto, puede salir perjudicado; da miedo porque debo estar pendiente si por una zona uno del Frente peleó con un Kuervo, entonces me puede agredir. ¿Qué necesidad hay de eso, si todos somos de Junior?', cuestiona Vallejo, ‘el Ruso’.
Omar Ortega asegura que el barrismo en Barranquilla, como en varias ciudades del país, involucra a ciudadanos de estratos bajos. 'Eso es lo que nos ha debilitado: están trayendo problemas de afuera en el colegio, por la casa, de pandilla, con las novias, familiares, y todo lo cobijan con el nombre de la barra para sentirse respaldado'.
Villa y el trapo negro
La muerte de Eduardo Villa Mantilla, o Villa como era reconocido entre los barristas, golpeó a todos los líderes que junto con él llegaron en 1998 al Frente. No solo por su antigüedad, sino por su talento: pintó todos los trapos del Frente y ‘Los Kuervos’.
'Esperaba la muerte de Villa de viejo; el último trapo que pintó fue una bandera estándar de mi parche La Pradera; el sábado antes del accidente me escribió: ‘Ruso’, te cumplí, el trapo ya está hecho. Y le he dicho: Villa, cuando me muera, me haces un trapo grande que diga Ruso 1998. Y me responde: tú todavía tienes cancha por cortar y alentar a Junior'.
Villa, de 30 años, era un artista empírico de los pendones y aerosol que perfeccionó su técnica en la barra. 'Aparte de eso, no se drogaba, era muy chistoso y nunca tuvo problemas ni murgas con alguna de las barras, pese a la división. Es más, en Bogotá se ganó una puñalada por defender a un pelao que iban a agredir, en un partido con Santa Fe', recordó Omar Ortega.
Pero si algo ya marcó las entrañas del barrismo rojiblanco es la creencia que se confirmó con el fallecimiento de Villa: hay tragedia cada vez que se viaja con el trapo color negro, con las letras blancas y rojas del parche Los Monjes (del que Villa era líder). 'Sí, es verdad. Viajó tres veces y se llevó a cuatro personas', admite ‘el Ruso’.
Las víctimas han sido cuatro. La primera hace tres años fue Édgar Muñoz, en una vía de Antioquia durante un viaje a Medellín como mulero. 'Ese trapo no había vuelto a viajar desde esa muerte y el hermano (de Eduardo, John) ya dijo que lo va a quemar'.
Alfredo Acuña asegura que la tarde sábado 4 de abril, antes del viaje a Santander, Villa lo saludó como nunca antes. 'Se me arrodilló, me dijo ‘su majestad’, cómo está, cuánto placer saludarte a ti, el más antiguo del barrismo aquí'. Y luego le lanzó una frase fulminante. 'Me devolví y traje el trapo negro, que se me había quedado. ¿Qué va a pasar? No sé'.
A las 11 de la noche del domingo, el bus en que viajaban Villa y 39 aficionados más cayó por un abismo de 15 metros. 'El barrismo hay que vivirlo para poder contarlo', sentenció Acuña, ‘el Padrino’.
Análisis de Jair Vega Casanova: Las barras, más allá de la violencia
Triste que a ese conglomerado que sigue paso a paso a su Junior, en las buenas y en las malas, solo se le preste atención cuando ocurren actos de violencia. De hecho, son más motivo de crónica judicial y de políticas de seguridad que de las de inversión social. Evidentemente, el acumulado de situaciones problemáticas que rodean a esta población denominada 'barras bravas' es complejo, y no es algo que se pueda resolver coyunturalmente. Por ello son necesarias acciones para abordar y construir soluciones en educación, salud, empleo, proyectos de vida que permitan opciones de reconocimiento que les den posibilidades de una vida digna. Esto lo he reiterado en varias oportunidades: cómo me gustaría que los medios, en lugar de invitarme a opinar cada vez que se les asocia con la violencia, lo hicieran para destacar su comportamiento o construir una agenda que contribuya a resolver sus problemáticas.
Jair Vega Casanova es sociólogo y profesor del departamento de Comunicación Social de la Universidad del Norte.
La jerga de las barras
Parche: sitio o lugar donde se reúnen los miembros de la barra.
Bloque: grupo que aglutina a varios parches.
Boros: grupo de amigos.
Murga o tropel: pelea.
Operativo: procedimiento para enfrentarse con miembros de otras barras o robar un trapo.
Aguante: apoyo incondicional con la barra.
Trapo: lo más importante. Estandarte de una barra.
Firmeza: ganas, la palabra de un hincha para cumplir su promesa.
Instrumentos: la música que acompaña a los cánticos o coros.
Canchero: hincha que viaja a otros estadios del país.
Mulero: que viaja en mulas o tractocamiones por las carreteras del país, para ir a otros estadios.
Robo: hurto del trapo de una barra rival.
Hermandad: miembros que se consideran hermanos, más allá de tener o no parentezco.
Salida: recibimiento al equipo.
Viajes: excursiones a otras ciudades.
Plaza: el estadio.
Grafo: grafiti que se hace en paredes de la ciudad.
Techo: tira larga que puede tener un colo o más, para adornar la tribuna de arriba a abajo.