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Las paredes grises y deterioradas de lo que queda del viejo Coliseo Cubierto Humberto Perea, a partir de las 11 de la mañana de hoy, no serán más que historia. Todas las anécdotas deportivas y culturales quedarán enterradas bajo un cúmulo de escombros, cuando se realice la demolición del lugar, por el método de implosión.

Sobre estas obras encaminadas a la restructuración del escenario –de cara a los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018– Rogelio Gómez y Hernando Vásquez, gerentes de las empresas encargadas de la demolición (Atila Demoliciones y Explotarcol Ltda.), explicaron en días anteriores que la implosión se realizará con 34 explosiones controladas, en diferentes puntos de la estructura.

Asimismo, los ingenieros brindaron otros detalles del proceso, e informaron que, ante todo, en el lugar se realizará la 'eliminación mecánica del voladizo' que da hacia las universidades aledañas, y de esta manera, evitar algún posible daño, causado al caer los restos de concreto.

Seguridad

Con el fin de controlar todo este proceso y mantener la seguridad, desde las 7 de la mañana se instalará en el lugar un puesto de mando unificado.

De acuerdo a lo informado por el secretario de Recreación y Deporte del Distrito, Joao Herrera, en el lugar estarán presentes el Cuerpo de Bomberos de Barranquilla, la Oficina de Prevención y Desastre, la Cruz Roja, 100 unidades del Ejército, así como la Secretaría de Gobierno, de Salud y representantes del Centro Nacional de Sismología, quienes se encargarán de medir el impacto de la implosión.

Igualmente, indicó que, dentro del protocolo de seguridad, no se permitirá la presencia de curiosos en un perímetro de 100 metros ni la 'circulación de vehículos por el sector, entre las 7 a.m. y 7 p.m.'.

Todo el proceso de demolición 'tendrá un costo aproximado de $800 millones de pesos' y estará dividido en dos procesos: primero, el ya mencionado método de implosión, y luego, con el fin de completar el desplome, se realizará una demolición mecánica, según lo que explicó Herrera.

El funcionario detalló que bastarán 20 segundos para que los explosivos ‘entierren’ los más 50 años de historia del coliseo. 'Serán 10 segundos que durará la destrucción y 10 más que tardará en desplomarse'. Asimismo, indicó de durante 10 días realizarán la remoción de los escombros.

'Queremos escenarios seguros y modernos para nuestra gente y para los (XXIII Juegos) Centroamericanos, que no son cualquier reto. Es un reto internacional que tiene Barranquilla con Colombia y con el mundo', expresó el alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, quien será el encargado de dar la orden para ‘presionar el botón’ que dará inicio al derrumbe.

La ‘nueva cara’

Según Herrera, para la construcción del nuevo coliseo, del cual ya se tienen algunos prospectos de diseños, se 'necesitará una inversión de $18 mil millones'.

El funcionario indicó que, después de la demolición, el paso a seguir es reunirse el miércoles o jueves de la semana entrante con la directora de Coldeportes, Clara Luz Roldán, con el fin de estudiar el avance de las obras.

El secretario manifestó que aún no hay nada concreto en cuanto al nombre que llevará el nuevo escenario, y que, por ende, no se sabe aún si conservará el actual.

Lo que si detalló Herrera fue que, por tratarse de un escenario que 'no es patrimonio', puede ser intervenido y así cambiarle totalmente su estructura inicial por una mucho 'más moderna'. También indicó que no podrá ser más alta que la edificación del Teatro Amira de la Rosa, ya que este si es patrimonio cultural.

Por su lado, la representante del consorcio Estudios y Diseños del Caribe y encargada del nuevo diseño del coliseo, María Esperanza Rodríguez, indicó en días anteriores que, aunque no se puede dar una cifra concreta, se tiene pensado que el escenario cuente con una capacidad para '3 mil o 5 mil espectadores'. El Humberto Perea, cuando se llenaba, arropaba hasta 15 mil asistentes.

Rodríguez afirmó que se tratará de un lugar para la práctica de deportes como el taekwondo, el boxeo, y otras disciplinas como el ping pong.

Impacto ambiental

Por medio de una comunicación pública, La Universidad de la Costa informó que se encontrará presente en el lugar de la intervención para 'medir el impacto ambiental de la demolición'.

Indicaron que el programa de Ingeniería Civil y la Facultad de Ciencias Ambientales, en coordinación con la Alcaldía Distrital y la empresa contratista, realizarán las 'mediciones de tipo estructural, sonoro y de calidad del aire' que se generarán a raíz de la implosión.

Agregó la institución educativa que para este fin cuenta con el apoyo de la Red de Acelerógrafos de Colombia (RNAC), quienes monitorearán el impacto ambiental junto a los ingenieros de la universidad.

'La parte de Ingeniería Civil va a estar encargada de medir las vibraciones. De cómo se va a propagar la vibración, debido a la caída del material. Igualmente de la implosión, que sabemos que va a ser bastante pequeña, pero queremos tener todo un registro de lo que va a suceder. La idea es aportar con una información técnica, confiable y veraz sobre los tipos de movimientos que se generan debido a la demolición. Contamos con el apoyo del Servicio Geológico Colombiano, quienes nos facilitaron todos los equipos que tiene la red Nacional de sismógrafos de Colombia', detalló el experto en estructuras y profesor de la CUC, Carlos Gaviria.