Las probabilidades de que Colombia enfrente un nuevo fenómeno de La Niña antes de finalizar 2016 son cada vez más latentes y han pasado de un 60 % a un 76 %, con base en las predicciones expuestas durante la semana por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).
Desde Cartagena, el jefe del servicio de pronósticos y alertas de la entidad, Christian Euscátegui, advirtió esta semana que la situación se consolidaría durante el último trimestre del año con intensas lluvias y que el debilitamiento que ha presentado El Niño en las semanas recientes provocaría más precipitaciones en algunas zonas del oriente colombiano.
En víspera de La Niña, no obstante, existe la posibilidad de la llegada de una temporada de huracanes que se desarrollaría entre el primero de junio y el 30 de noviembre de este año, también advirtió el director del Ideam, Omar Francos, a los mandatarios regionales durante la cumbre de gobernadores que se llevó a cabo en Montería. Esta advertencia causa preocupación entre las comunidades en riesgo, pues temen que se repita la tragedia ocurrida en 2010 que dejó pérdidas por $11,2 billones en el país y $4,8 billones en la Región Caribe.
'Lo que estiman las agencias internacionales y la probabilidad que muestran esos modelos es que esa temporada venga por encima de las condiciones normales, es decir que en la cuenca del mar Caribe podamos tener presencia de más tormentas tropicales, y un mayor número de huracanes haciendo tránsito por el Caribe', sostuvo el funcionario.
Ante ese escenario, Franco expresó que la preparación de las regiones para contrarrestar los efectos de dichos fenómenos naturales es responsabilidad de los gobiernos seccionales, especialmente en la Costa. 'Debemos prepararnos a partir del primero de junio y por eso la alerta es que todos tenemos que entrar en una fase de preparación y prevención', agregó.
Alta probabilidad
Euscátegui mencionó que los episodios ocasionados por La Niña en 1998 y 2010 representan escenarios similares a los que se han presentado en las últimas semanas. Por ese motivo, explicó que se advierte una mayor probabilidad de ocurrencia del fenómeno, que podría dar lugar a lluvias por encima de los promedios normales, especialmente en la segunda mitad del año, en las regiones Caribe, Andina y Pacífica.
Adicionalmente, las condiciones de enfriamiento en el Océano Índico Tropical asociados a la probable aparición de La Niña podría dar lugar a que los meses que regularmente son menos lluviosos a mitad de año registren mayor cantidad de precipitaciones.
'Lo que ocurre actualmente es la temporada de lluvias que se produce durante el final del fenómeno de El Niño, cuya influencia es mínima. En ese orden de ideas, ha dado lugar a que se presenten algunas lluvias entre finales de abril y comienzos de mayo', dijo el jefe de pronósticos de Ideam.
Durante esta temporada de lluvias, los primeros reportes indican que 387 familias han resultado afectadas por inundaciones y deslizamientos en La Guajira, Córdoba y Cesar.
La última Niña
Respecto a La Niña que ocurrió entre el 6 de abril de 2010 y el 28 de mayo de 2011, de acuerdo con informes oficiales, Euscátegui sostuvo que hubo excesos de lluvias, superiores al 70% en diversas zonas de La Guajira, Cesar, Magdalena, Bolívar y Atlántico. En este último departamento, en la tarde del 30 de noviembre la presión del Canal del Dique sobre el terraplén abrió un boquete que ocasionó la peor inundación en la historia de esta área del país, que hasta hoy siente los efectos de dicha tragedia.
El informe ‘Valoración de daños y pérdidas: Ola invernal en Colombia 2010-2011’, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), señala justamente que las áreas que más daños sufrieron por inundaciones fueron el Canal del Dique, la Mojana y la Depresión Momposina, tanto en porcentaje de población afectada como de viviendas.
En el país, señala el informe, el total de los daños ascendieron a $11,2 billones. En el sector de hábitat sumaron 4,9 billones; en el de infraestructura 1,2 billones, en servicios sociales y administración pública 4,2 billones y en el sector productivo 806 mil millones de pesos.
De esos 11,2 billones de pesos en perdidas, las afectaciones en la Costa sumaron 4,8 billones, así: 907.081 millones en Atlántico, 1,1 billones en Bolívar, 381.771 millones en Cesar, 505.013 millones en Córdoba, 476.732 millones en La Guajira, 783.691 en Magdalena, 2.553 millones en San Andrés y 611.938 millones de pesos en Sucre.
Por su parte, el Conpes 3700 de 2011,expedido para hacer frente a la grave emergencia que sufrió el país, resumió que la emergencia causada por La Niña afectó a más de 3,3 millones de personas, 965 vías, un millón de hectáreas de cultivos, 2.277 centros educativos, 556.761 estudiantes y 371 centros de salud.
Adicionalmente, el documento señala que hubo 448 personas fallecidas, 73 desaparecidas, 1,4 millones de animales desplazados, 12.908 viviendas destruidas y otras 441.579 averiadas.
Lo que se avecina
El jefe de pronósticos y alertas de Ideam remarcó que las probabilidades de que en Colombia se repita un fenómeno de La Niña se han acrecentado. 'Esto es producto de la salida de los diferentes modelos estadísticos y dinámicos que tienen un menor dispersión', anotó. En virtud de lo anterior, el Ideam ha hecho un llamado a las autoridades municipales y departamentales con el propósito de que se implementen los planes de prevención apropiados.
Aunque se desconoce la intensidad con la que impactaría el fenómeno natural, el funcionario señaló que podría ser un 'escenario medio', con unos niveles inferiores a los registrados entre 2010 y 2011.
Sin embargo, en el caso de la región Caribe, los mayores riesgos podrían presentarse en la parte baja del río Magdalena. 'Las estribaciones de la Sierra Nevada y las zonas de montaña que no cuentan con mucha elevación podrían tener problemas asociados a deslizamientos de tierra', puntualizó Euscátegui.
Con el anuncio de la llegada de La Niña, en el departamento del Atlántico los habitantes de Santa Lucía, Suan, Campo de la Cruz, Manatí, Repelón y Candelaria, municipios directamente afectados por la inundación, viven días de angustia porque las obras anunciadas por el Fondo de Adaptación para reforzar el Canal del Dique no se hicieron en la época de sequía y este ha comenzado a aumentar su caudal con el agravante de que en cuatro puntos el terraplén existente presenta filtraciones y desmoronamientos. La gente teme lo peor, como en 2010.
Habitantes de Santa Lucía observan la erosión del Dique.
En Atlántico, 2.200 millones de metros cúbicos de agua entraron por el boquete de 240 metros de longitud que se abrió en el kilómetro 3 más 300 metros de la carretera paralela al Canal del Dique, dejaron 175.609 personas afectadas en los municipios de Suan, Santa Lucía, Manatí, Candelaria, Campo de la Cruz, Repelón, Luruaco y Sabanalarga.
Hoy el panorama en los otros departamentos frente a La Niña es el siguiente:
Magdalena, en alerta naranja
En el Magdalena hay alerta naranja por los niveles altos de los ríos de las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, debido a la reactivación de las lluvias. De acuerdo con el Ideam, hay alarma por la posibilidad de crecientes súbitas de los ríos Frío, Aracataca, Piedras, Fundación y Tucurinca.
De la misma forma, la señal está dirigida a las cuencas de los afluentes que irrigan Santa Marta, como son Minca, Manzanares y Piedras.
La mayor dificultad en el área del macizo intertropical se registra en la vía La Bodega - Palmor y San Pedro - San Javier, en donde una serie de derrumbes taponan la carretera. Esta situación genera traumas en la comercialización de productos de pancoger, frutas y café, que son bajados de la montaña a los centros de acopio.
Daddy Gutiérrez, directora de la Oficina de Gestión de Riesgos del Departamento, manifestó que el río Magdalena no se ha salido de su cauce en ninguna de las poblaciones ribereñas, pero aseguró que el aumento del nivel 'tiene incómodos a muchos'.
Indicó que una de las amenazas más latentes es el río Fundación, pero allí la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres, UNGRD, está trabajando en la recuperación de 4 kilómetros de la ronda hidráulica.
Igualmente el Gobierno de Fundación solicitó la construcción de muros de contención en el barrio Brisas del Río, pero no fue aprobado. Sin embargo, se puso a disposición del ente territorial el banco de maquinarias para retirar sedimentos.
Por otro lado, en el municipio de San Sebastián se construye un jarillón, frente a la Ciénaga de Carrillo, para impedir las inundaciones en el casco urbano. Se reportó que la situación más tensa se vive en el caserío Mata de Caña, de El Banco, debido a que se presenta una erosión que tiene en jaque a 600 familias, aproximadamente.
En teoría, el panorama del Magdalena no es tan crítico por el invierno como lo fue en épocas anteriores. En 1996, hubo 82.000 personas damnificadas, unas 15.525 casas afectadas y 22.700 hectáreas de palma africana y pasto arrasados por la vehemencia de la lluvia.
En Sucre se preparan para afrontar el fenómeno natural
Entre 2010 y 2011, Sucre afrontó una de las más duras batallas a causa del invierno, principalmente en las subregiones de la Mojana y el San Jorge. En su momento, la Oficina de Atención y Prevención de Desastres del departamento reportó 4.700 familias damnificadas; sin embargo, no hubo registro de fallecidos. La mitad de los damnificados perdió sus viviendas y el resto quedó averiado.
El caso más alarmante se presentó en el corregimiento de Doña Ana, San Benito, conformado por 1.200 habitantes que tuvieron que ser reubicados en un nuevo territorio que dista 45 kilómetros. Este año, después de una intensa sequía, las lluvias fueron consideradas como una bendición, no se presentaron inundaciones pues los ríos y caños estaban completamente secos.
Ante la llegada de la temporada de lluvias en el país desde el mes de abril, la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo conminó a las autoridades locales y a los miembros de los comités de gestión a tomar las medidas necesarias para enfrentarlo.
En razón a ello, en Sucre el Consejo Departamental de Gestión de Riesgo de Desastres inició las acciones para afrontar la primera temporada de lluvias y sus efectos, y es así como en estos momentos ya activaron los consejos municipales de gestión de riesgo, y los organismos de socorro realizan monitoreos diarios a los niveles de los ríos, y desde hace mes y medio iniciaron las obras de reforzamiento de jarillones en Guaranda, Majagual y en el intervalo de las poblaciones de Majagual y Achí (Bolívar).
También refuerzan algunos puntos críticos como el Chorro de Arelis, en el municipio de Guaranda. Paralelo a esto, el Consejo Departamental de Gestión de Riesgo de Desastres de Sucre tuvo una sesión en la que acordó desarrollar acciones de asistencia humanitaria, de agua y saneamiento y otras en los sectores de salud, educación y vivienda.
Por estos días, a la par de las lluvias, hay temperaturas fuertes por la transición de un fenómeno a otro.
En Córdoba, le ponen lupa a 25 puntos críticos del río Sinú
Las aproximaciones y primeros efectos del fenómeno de La Niña en Córdoba concentran las acciones de las autoridades en la constante inspección a 25 puntos críticos sobre la ribera del río Sinú, sobre los municipios de Tierralta, Montería, Cereté, San Pelayo, Lorica y San Bernardo del Viento.
Así lo expresó el coordinador de la Unidad de Gestión del Riesgo en la Gobernación, Fabián Lora, tras indicar que esos sitios son materia de inspección con acompañamiento de la Corporación Autónoma Regional (CVS).
Explicó que allí se requieren inversiones de infraestructura bastante costosas, que en parte dependerán de los presupuestos y planes de desarrollo de cada uno de los municipios. 'Haremos un informe general para empezar a gestionar ante el nivel central las ayudas necesarias para intervenir esos puntos', sostuvo el funcionario.
Lora corroboró que de los 30 municipios que tiene el Departamento, más de la mitad no ha presentado aún sus planes de contingencia para la temporada de lluvias 2016, exigencia en la que ha insistido a los alcaldes desde hace varias semanas.
'Por el momento los alcaldes ya reunieron a sus concejos municipales de gestión de riesgo, creemos que a más tardar la próxima semana todos han debido cumplir', expresó Lora.
De la misma forma, advirtió que también tienen la lupa sobre los municipios vulnerables a avalanchas de acuerdo con sus características topográficas de cerros y montañas, como es el caso de Valencia, Tierralta, Ayapel, Montelíbano y Puerto Libertador.
La temporadas de lluvias en Córdoba deja ya más de 600 familias afectadas, principalmente en los municipios de Tierralta, subregión del alto Sinú y Moñitos, subregión costanera. La ola invernal con mayor afectación en Córdoba fue la del 2010, que, según registros de prensa y de un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dejó 65.762 familias damnificadas que sumaron 246.150 personas, además de 36.444 viviendas averiadas, algunas desiertas en su totalidad.
Efectos de la ola invernal en Bolívar
En 2010, la Oficina de Atención y Prevención de Desastres de Bolívar reportó 25.451 familias damnificadas en 221 veredas y corregimientos pertenecientes a 18 municipios del departamento.
Las zonas reportadas como las afectadas por la ola invernal de 2010, en las que hubo cuantiosas pérdidas de cultivos y enseres de las familias damnificadas, fueron: Magangué, Achí, Río Viejo, Tiquisio, Altos del Rosario, Regidor, Pinillos, Simití, El Peñón, Zambrano, San Pablo, Mompox, Santa Rosa del Sur, Morales, San Fernando, Montecristo, y Barranco de Loba.
Este año, la situación crítica por la creciente de los ríos y las lluvias recientes se da en los municipios ubicados en el brazo del Magdalena y sobre el área de influencia del Canal del Dique. La erosión amenaza a varias veredas ribereñas, como el corregimiento de Teche, en san Jacinto del Cauca, al sur del departamento. Ya hay sectores que se encuentran erosionados. En el poblado de Tacamocho, en el municipio de Córdoba, se han dado deslizamientos de tierras. Hay unas mil familias en peligro. En el municipio de San Pablo, sur de Bolívar, también hay alerta sobre crecimiento del río. En otra población del sur, El Peñón, unas 500 familias campesinas que viven en la ribera del río Magdalena dijeron que han perdido unas 500 hectáreas de cultivos de maíz, yuca, ñame, por la erosión.
En los Montes de María las lluvias ha hecho estragos. El canal conocido como El Cañito, en El Carmen de Bolívar, se desbordó hace unas semanas y provocó emergencias. Unas 10 familias resultaron afectadas. Igual se han dado precipitaciones en San Juan y San Jacinto.
La oficina de Gestión del Riesgo no ha reportado, hasta el momento, familias damnificadas.
Ariel Zambrano, director de la oficina de Gestión de Riesgo, dijo que para mañana está programado un sobrevuelo con el fin de hacer un balance más detallado de las zonas vulnerables.
El funcionario indicó, además, que las zonas más vulnerables están en el margen del brazo derecho del río Magdalena.
Identifican zonas de riesgo en Cesar
Cesar se prepara frente a la llegada del fenómeno de La Niña. El coordinador de la oficina de Gestión del Riesgo en este territorio, Juan Felipe Bermúdez, indicó que lo primero que se está trabajando es la identificación de las zonas más vulnerables, para implementar planes de contingencia ante posibles eventualidades.
Así las cosas, ya están relacionados y con acciones de prevención e intervención los municipios de La Gloria, Tamalameque y Gamarra –ribereños del río Magdalena– ante la posibilidad de inundaciones lentas; mientras que en Pueblo Bello y Valledupar, en estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, la alerta se concentra en avalanchas y deslizamientos por las precipitaciones, al igual que en las localidades con jurisdicciones en la serranía del Perijá.
El plan de atención a posibles emergencias, dijo, contempla contar con la disponibilidad de los organismos de socorro, estrategias de comunicación y alistamiento, así como la coordinación con las alcaldías y centros asistenciales; además de la ejecución de acciones para mitigar el riesgo, entre estas la adecuación de caminos en zonas rurales a través del Banco de Maquinarias.
Durante la ola invernal 2010-2011, el Cesar fue uno de los departamentos más impactados en la Región. De acuerdo con el registro de la Gobernación y de Colombia Humanitaria para la época, 25.000 familias resultaron afectadas, en total 122.000 personas.
Según la caracterización realizada por estas entidades, 69.596 hectáreas de cultivos arrasadas.
La Guajira se prepara para combatir el invierno
Durante los años 2010 y 2011, el fenómeno de La Niña dejó como saldo en La Guajira un total de 16 personas muertas en diferentes circunstancias, y en lo corrido del año ya ha cobrado la vida de dos personas, un anciano en la Alta Guajira y un menor que murió durante una corriente súbita en el río Jerez. En aquella oportunidad, de acuerdo con los reportes de las autoridades, fueron en el 2011 unas 45.000 familias damnificadas, 922 viviendas destruidas y otras 1.211 averiadas. Este año, aunque en La Guajira se recibieron las primeras lluvias como una bendición, después de una larga sequía, estas han causado daños en unas 200 viviendas, siendo las zonas más afectadas las del corregimiento de Pancho, en Manaure, a 15 minutos de Riohacha; el corregimiento de Sitionuevo, en Fonseca; algunos barrios de Maicao y Riohacha y el corregimiento de Palomino, en Dibulla. Como precaución, en La Guajira está instalada una sala de crisis departamental, a través de la cual se están atendiendo todas las emergencias que se generan a causa de los fenómenos naturales como las intensas sequías y fuertes lluvias. Según la Oficina Departamental de Gestión del Riesgo, se están diseñando las estrategias de respuesta al fenómeno de La Niña, que aún no ha llegado con fuerza a esta región del país. Por otra parte, los Sistemas de Alerta Temprana de la Cruz Roja y de Corpoguajira informaron que las condiciones en estos momentos son estables debido a que la zona de confluencia intertropical se movió hacia Centroamérica, pero para la próxima semana estas retornarán las lluvias en el departamento.
El fenómeno: ¿Qué es La Niña?
La Niña es un fenómeno natural de variabilidad climática, derivado principalmente de un enfriamiento por debajo de lo normal de las aguas del Océano Pacífico Tropical central y oriental, frente a las costas de Perú, Ecuador y sur de Colombia, que provoca un cambio en el patrón de comportamiento de los vientos y, por ende, en el de las lluvias. Mientras que El Niño disminuye las precipitaciones, La Niña favorece su aumento en gran parte del territorio nacional, sobre todo en las regiones Caribe y Andina.