Los medios coercitivos que emplea el Estado para controlar las muchedumbres en momentos de alteración del orden público están cambiando.
Esta vez la ‘bala’ es el sonido y el arma es un aparato circular de unas 85 libras que libera un intenso pitido que puede alcanzar hasta los 152 decibeles (dB). Este es conocido como 'cañón sónico' o Dispositivo Acústico de Largo Alcance (LRAD-1000xi).
El efecto que produce es un trauma acústico agudo. De ahí su consecuencia directa: quien lo escucha solo piensa en correr lejos del escándalo, mientras deja atrás lo que sea que estuviera haciendo.
Publicaciones de otros medios en el mundo lo sitúan como una eficaz herramienta para el control de masas. Fue usado por los Estados Unidos en la guerra de Irak; en la invasión israelí de Gaza; contra los piratas de Somalia (África), y en ciudades como Pittsburg (EEUU), en medio de manifestaciones.
En países como Francia y Bélgica fue tan cuestionado su uso que terminó siendo suspendido por el gobierno con el argumento de que se desconocían los efectos que podía tener en la salud a largo plazo.
Sin embargo, este llamado 'cañón sónico' no solo es utilizado para aturdir a quienes alteran el orden público. La página oficial de la compañía que fabrica el LRAD, en los Estados Unidos, ha publicado noticias que tienen que ver con el empleo del aparato como sistema de alerta para trabajos de alto riesgo como el de los obreros en las carreteras y, además, para llamar la atención de la ciudadanía ante inminentes desastres ambientales.
Según la compañía, los sistemas LRAD fueron utilizados tras el huracán Katrina para comunicar a los sobrevivientes atrapados en los techos de los autos y las casas por las inundaciones, y para la notificación masiva en los albergues.
En 2010, el ejército estadounidense utilizó varios sistemas LRAD en Haití para ayudar con las comunicaciones de emergencia para los sobrevivientes del terremoto. Y en 2011, las autoridades de socorro japonesas utilizaron los sistemas para la comunicación de masas y de coordinar las operaciones de búsqueda y rescate tras el devastador terremoto y tsunami.
Su llegada. Hace un mes el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía Metropolitana de Barranquilla fue dotado con un equipo de estos, el cual ya ha sido utilizado dos veces en la ciudad, según reporta el mayor Hernán de Castro, comandante del Esmad.
'Con este se producen niveles de sonido altos para disuadir a una multitud y para dar información acerca de un procedimiento que se va a realizar. Eso nos permite dispersar a la gente, sin tener que utilizar elementos de fuerza', dijo el comandante.
Su más reciente uso en la ciudad fue en la noche del jueves, en el barrio Simón Bolívar, donde fue intervenida a medianoche una fiesta con este descargue sonoro nada bailable, presuntamente porque había sido cerrada una calle sin autorización del Distrito.
'No vemos por qué utilizaron ese elemento tan incómodo. Como que querían estrenar el pito y lo hicieron con nosotros', alegó Fabián Castro, uno de los organizadores del encuentro.
Castro contó que una vez empezó el 'intenso sonido', sintió una presión en su cabeza que lo llevó a clamar con desesperación que apagaran el dispositivo.
Que los invitados de la fiesta corrieron hacia el patio de la casa porque el choque de las ondas contra las paredes incrementaban el estrépito y que ni tapándose los oídos dejaba de ser 'irritante'.
Agregó que los niños que ya dormían en el sector se despertaron con el sonido. Él y sus vecinos aún están 'estresados y tensionados por lo sucedido', dijo.
Estas ‘afectaciones’ que el ciudadano atribuye al dispositivo, no son ‘pura bulla’. Detrás del hecho, hay una explicación médica.
Sobre el tema, la fonoaudióloga y especialista en audición, Merly Marriaga, precisó que entre las consecuencias directas por la exposición a altos volúmenes se encuentra la alteración del ritmo cardiaco, la aparición de problemas digestivos, estrés y pérdida gradual de la audición.
'Después (de la exposición) la persona puede sentir un zumbido o que tiene el oído tapado. Pueda que a los minutos sienta que ya no está escuchando igual', explicó la fonoaudióloga.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) los límites aceptables de sonido se sitúan por debajo de los 68 dB y el alcance del LRAD está incluso por encima del rango denominado 'umbral del dolor' establecido a partir de los 140 dB.
Pero las críticas contra el nuevo dispositivo del Esmad no son realizadas desde la ciencia. Para la defensora de los derechos humanos, Gloria Gallego, este es un 'método problemático', por donde se le mire.
'DEBATE CONSTITUCIONAL'. Gallego consideró que la falta de regulación sobre el uso de este tipo de herramientas aumenta la posibilidad de que sean vulnerados los derechos colectivos a la salud y a la tranquilidad.
Señaló la necesidad de que sea realizado un debate constitucional contra estos elementos que, de acuerdo con la médico Marriaga, sí son nocivos.
'Estas herramientas tienen un efecto indiscriminado, pues produce afectación por su capacidad de difuminación en colectivos enteros. La gente no tiene por qué recibir cargas de sonido tan grandes que van a dejar, con toda seguridad, secuelas', insistió la defensora.
A los interrogantes de las prevenciones que serán tenidas en cuenta para el uso del dispositivo, el mayor de Castro reconoció las afectaciones que puede generar el uso a tope de la herramienta. Indicó que será tenido en cuenta el tiempo de uso y la forma cómo se comporte la comunidad para definir si cambian de método.
Para Castro, uno de los afectados por el uso de la también llamada sirena ensordecedora el jueves, el LRAD no debe ser usado en contexto urbanos. Con su apreciación coinciden Marriaga y Gallego.
Esta última destacó que en un Estado Social de Derecho, como Colombia, están prohibidas las acciones que terminan perjudicando a quienes no tienen participación en los actos a disolver.
Pero por ahora la ‘bala’ acústica seguirá sonando. Saldrá con la fuerza de un cañón y perturbará a quien se encuentre de por medio. 'Es una herramienta para no recurrir a la fuerza', apuntó el comandante del Esmad. 'Deberían prohibir uso de dB tan altos', finalizó Gallego.
En Bogotá y Medellín
Para el caso de Colombia, en Bogotá fue usado por primera vez en el 2011 durante una protesta de camioneros. El año pasado también fue empleado para dispersar una turba en medio de unas protestas contra Transmilenio en la capital del país. Y en la capital de Antioquia, el LDRA es de uso de la institución armada para resolver las alteraciones en la Universidad de Antioquia y en los juegos de alto riesgo en el estadio de fútbol Atanasio Girardot.