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'Cada vez que se aproxima una temporada electoral, resucitan las mismas promesas', dice Germán Osorio, propietario de un local de abarrotes, mientras un efluvio malsano impone su pestilencia y ofende las narices del visitante al sector de la ciudad ‘Puerta de Oro de Colombia’ conocido como Barranquillita.

Cuesta creer, ante esta poderosa combinación y fermento de alimentos y cadáveres de animales en descomposición y excrementos humanos flotando en las oscuras y estancadas aguas del Caño de la Auyama, que en sus inmediaciones se halle uno de los principales puntos mayoristas de abastecimiento de alimentos de la Región Caribe.

Pero así es desde hace décadas. Es por eso que los comerciantes del sector, tras conocer el anuncio hecho por la Corporación Regional Autónoma (CRA) del Atlántico la semana pasada en el sentido de que 'Los trabajos para la recuperación de los Caños de Barranquillita y la Ciénaga de Mallorquín ya son una realidad', madrugaron para presenciar el histórico momento en que las paladragas comenzaran a retirar la contaminación acumulada en los caños de la ciudad.

Pero se quedaron ‘con los crespos hechos’. En parte, debido a lo prematuro del anuncio, según lo reconoció la CRA, pero también debido a la falta de socialización que ha existido de cara hacia el colectivo de comerciantes del sector de Barranquillita, quienes hubieran debido haber sido informados primero acerca del cronograma de los trabajos de dragado previstos, que se acometerán primero en Mallorquín.

Además, para emprender el dragado de los caños del Mercado y de la Auyama, entre otros, es necesario culminar primero el retiro total de las acometidas domiciliarias sanitarias de los predios que vierten directamente las aguas servidas a sus cauces.

Este trabajo es responsabilidad del Distrito de Barranquilla, que lo ha confiado a la empresa Triple A. También se deben obtener licencias ambientales, del Damab y de la Dirección General Marítima, para lo que tiene que ver con la intervención en la ciénaga de Mallorquín.

Alberto Escolar recordó que ambos componentes de este proceso de recuperación ambiental forman parte del mismos contrato y de la misma licitación, y que ya se han adelantado jornadas de socialización entre las comunidades de pescadores del corregimiento de La Playa y del sector de Las Flores, cuya mano de obra será además contratada para las labores que requieran menos calificación formativa en su ejecución.

El ingeniero José Pianeta, de la Triple A, informó que desde el 2 de enero pasado, el caudal de 3.100 litros por segundo de aguas negras o servidas que hasta esa fecha se vertían directamente a los 10 kilómetros de caños del Distrito de Barranquilla, ha sido reducido a 950 litros por segundo.

Esto, gracias a que el caudal restante, de 2.150 litros por segundo, es reconducido actualmente hasta el recientemente construido colector terrestre y, posteriormente, hasta el emisario subfluvial instalado también hace poco en el Río Magdalena, donde dispone de las aguas servidas 'de forma controlada y de acuerdo a la normativa ambiental existente', según Triple A.

Mientras tanto, las únicas labores de limpieza que verán los comerciantes de Barranquillita son las que a motu proprio realizan cotidianamente Justin, sanandresano, y Epifanio, chocoano, a bordo de sus respectivas chalupas.