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La parálisis del 70% del parque automotor del servicio público de buses, 420, de los 660 que circulan diariamente en esta capital, generó ayer traumas en el normal desplazamiento de las personas, las que tuvieron que recurrir, en gran mayoría, a mototaxis. La salida de circulación de un grupo de vehículos que cumplieron su vida útil (más de 20 años) llevó a la rebeldía a sus conductores y propietarios.

Desde bien temprano los choferes inconformes se apostaron en sitios estratégicos de la ciudad impidiendo la libre movilización de quienes conducían buses en regla, los cuales fueron puestos en marcha por sus empresas para laborar normalmente.

Sin embargo, varios de estos carros fueron inmovilizados por los manifestantes, siendo pinchados, lo que hizo que regresaran a sus parqueaderos dejándolos guardados junto a otros que prefirieron no salir. La policía antidisturbios estuvo vigilante de que el enojo no llegara a producir acciones de beligerancia.

Los transportadores en rebeldía dijeron estar cansados de ser convocados a reuniones con la administración distrital sin llegar a ningún acuerdo. Otra cosa diferente sostiene el gobierno local.

Los manifestantes piden se restituya el empleo a los cerca de 96 conductores que quedaron por fuera del servicio público de transporte al cumplirse la vida útil de sus carros.

En el parque de Los Trupillos, en el sector de Mamatoco, los protestantes solicitaron la presencia de la ministra de transporte, Cecilia Álvarez, y del presidente Juan Manuel Santos para que les solucionen el problema.

'Entendemos que hay una ley y no podemos estar encima de ella, pero lo que están haciendo es tirando a la gente a la calle sin carro, sin plata y sin trabajo', dijo David Reyes, uno de los abanderados del movimiento.

Agregó que 'la política del Gobierno Nacional es bajar el índice del desempleo, pero aquí, en esta ciudad, se hace lo contrario'. Los manifestantes dicen que no bajarán los brazos y que mantendrán el cese, pero sin agredir a quienes prefirieron no acompañarlos en su lucha.