En el camposanto Jardines de Paz de esta capital donde ayer por la tarde fueron sepultadas tres de las cinco víctimas de la masacre de Bonda, el clamor fue general. Entre las muchas expresiones de lamento, una en especial se propagó llevada por el viento: ¡justicia!
Cuando los féretros con los despojos mortales de Alexandra Pérez, Deisy Castro y Karin Pérez, eran depositados en sus respectivas fosas, la exhortación de sus familiares a los samarios era la misma. 'Cerremos filas contra los violentos … ¡no más!', vociferaban.
Al tiempo que este sacro lugar del oriente de la ciudad las manifestaciones de reclamos y súplicas se hacían, a cinco kilómetros y a la misma hora (4:30 pm), en el cementerio San Miguel, del Centro Histórico, durante el entierro de Ramón Barros Maestre, con igual sentimiento se exteriorizaba el dolor. En Ciénaga la despedida que le dieron a José Gregorio Ospina fue tan sentida como las otras.
Llamado de atención. Confundido, tal vez negado a aceptar la realidad, el profesor Alejandro Pérez Ezpeleta pidió a las autoridades no permitir que los violentos se apoderen de la ciudad y 'conviertan este paraíso en un infierno'.
Dijo que hay que despertar y no quedarse dormido viendo como inocentes son asesinados por irracionales. 'Aquí en Santa Marta hay gente buena, pero lastimosamente ha sido invadida por personas de afuera que nos tienen sumidos en un caos', precisó.
El educador recalcó que 'es el momento de unirnos, de solidarizarnos y hacer frente común contra el crimen; pero también es deber del alcalde, del comandante de la policía y demás autoridades, corresponder con acciones que garanticen seguridad y tranquilidad'.
'Si ellos no nos brindan sosiego, entonces tocará importar gobernantes', anotó.
Amigos y familiares despidieron con flores a Deysi Castro, estudiante de Ingeniería.
Afirma que Checha, - como con cariño le decía a su hija - y al resto de víctimas de la masacre, el mejor homenaje que se le puede hacer es el de cerrar filas. 'Hoy fueron nuestros hijos, mañana podrían ser los de ustedes', expresó.
Por su parte Andrés Pérez, un ex jugador del Unión Magdalena que apodaban ‘Perol’, padre del abogado Karin, pidió no descansar en las investigaciones, que se trabaje con inteligencia para llegar hasta lo último, de tal forma que quienes cometieron esta acción criminal sean condenados.
'Esto no tiene sentido, mi hijo era un buen muchacho', dijo entre sollozos.
La Universidad del Magdalena, en cabeza de su rector Ruthber Escorcia, lamentó el triste suceso y pidió a las autoridades competentes adelantar la más exhaustiva investigación que conlleve a la captura y judicialización de los autores de tan reprochable acto.
La alma máter está de luto por partida doble, pues Deysi Sofía Castro cursaba estudios de Ingeniería Industrial y Karin Pérez, había egresado del programa de Derecho.
En el camposanto Jardines de Paz fue sepultado el abogado Karin Pérez.
A la cárcel. Mientras las cinco víctimas de la masacre de Bonda eran sepultadas, un juez con funciones de control de garantías enviaba a la cárcel a Antonio María Caballero, alias La Vaca, señalado por la Policía Nacional como el presunto autor material.
Si bien su aprehensión se produjo como consecuencia de las tareas de investigación que se realizaron luego de haberse producido la matanza, en la audiencia la Juez Primero Penal Municipal Ambulante de Bacrim le imputó cargos pero por porte ilegal de arma de fuego agravado.
Lo anterior en razón a que en el allanamiento realizado a su casa en el barrio Vista Hermosa, del sector La Paz, le encontraron una pistola nueve milímetros que había sido robada a finales del año pasado a un ex sargento del Ejército.
El arma fue llevada a un laboratorio especializado para realizarle una prueba de balística, y con ello determinar si los cartuchos coinciden o no con las vainillas halladas en la finca donde ocurrió la masacre y, entonces, a partir de allí procesarlo por el crimen colectivo.
Es de anotar que al momento de apresar a alias La Vaca su camisa y sus zapatos estaban manchados con sangre, lo que hace presumir que habría estado en el escenario sangriento.