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Con potentes bombas de succión, buldózeres y retroexcavadoras, el sur de la Ciénaga Grande de Santa Marta, en jurisdicción del municipio de Remolino, Magdalena, está siendo devastado por particulares para convertir el ecosistema en áreas de explotación ganadera y agrícola. En otros casos están acondicionando terrenos cercanos al área protegida, afectando, igualmente, la reserva natural.

De acuerdo con Parques Nacionales Naturales (PNN), lo que está en peligro no es un área cualquiera. El riesgo involucra a todo el santuario de fauna y flora que allí existe, declarado por la Unesco reserva de la biosfera mundial y clasificado como sitio Ramsar por su caños y ciénagas y por ser un hábitat de aves acuáticas y migratorias.

Parte de esta belleza natural está siendo remplazada por una red de terraplenes carreteables, diques y puentes, así como por amplias áreas taladas y quemadas.

La destrucción descubierta por funcionarios de Parques Nacionales, cuando inspeccionaban los efectos de los incendios forestales en el Parque Isla Salamanca y la Ciénaga Grande, se concentra, actualmente, en la hacienda Los Patos. Esta tiene un área de 5.708 hectáreas, de acuerdo con la Unidad de Restitución de Tierras.

Afectación comprobada

En un informe preliminar de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena –Corpamag– conocido ayer por EL HERALDO, luego de la visita que el pasado viernes hicieron a la zona con funcionarios de Parques Naturales y la Policía, confirma que realizaron un operativo de control en la 'Finca Mendegua, predios de la hacienda Los Patos' y detalla que allí particulares vienen construyendo unos 27 kilómetros de dique (un poco más de la mitad de la vía Barranquilla-Ciénaga) en el sur de la Ciénaga Grande de Santa Marta, obra que está 'afectando el Caño Condazo y por ende al complejo lagunar'.

Y sostiene Corpamag que durante el recorrido pudieron observar, de manera cercana, 'las afectaciones que viene sufriendo el suelo, la vegetación y los humedales'.

Sorpresa en los sobrevuelos

Esas mismas afectaciones son las que de manera puntual están descritas es el informe que, desde diciembre, elaboró Parques Naturales luego de un recorrido en helicóptero con la apoyo del Comando Aéreo de Combate Nro. 3 . con sede en Malambo.

La explicación de esos sobrevuelos tiene que ver con las 'dificultades de acceso' y las 'situaciones de orden público' que –desde años atrás en la época del paramilitarismo– han 'afectado el accionar del equipo técnico' de PNN en el sur del área natural protegida.

Como se sabe, en la Ciénaga Grande los paramilitares perpetraron masacres en los pueblos palafíticos de Trojas de Cataca, el 11 de febrero de 2000, y en Nueva Venecia, el 22 de noviembre de ese año.

Daños descubiertos

Pero, ¿que encontraron los funcionarios y la FAC? Con coordenadas en manos, evidenciaron 'varias actividades irregulares', tanto 'en el interior' del área protegida del santuario de flora y fauna, como en 'diferentes ciénagas y caños en inmediaciones del sector sur' mencionado.

Las obras civiles construidas –que aún siguen construyéndose tal como lo confirmó ayer EL HERALDO en un sobrevuelo con apoyo de la Fuerza Naval del Caribe de la Armada Nacional– son:

Desecación y acondicionamiento de terrenos en inmediaciones de la cabaña de Condazo, dentro del sistema de flora y fauna de la ciénaga. Allí construyeron un carreteable y talaron la vegetación y limpiaron el suelo.

Construcción de un dique-puente en el límite del santuario sobre la confluencia del caño Condazo con el caño Ratón. Esta obra fue conectada con los diques y carreteables que van hacia el corregimiento de Santa Rita y zonas aledañas.

Construcción de terraplenes a lo largo de la margen oriental del caño Condazo que encierran terrenos y aíslan terrenos hacia el sector occidental de las ciénagas de Mendegua, que hace parte del santuario, y la de Buenos Aires, en terrenos aledaños al sur del área protegida.

El informe dice que estas obras 'actúan aislando los cursos de agua en estos terrenos, impidiendo su desborde natural y conexión acuática'. Estas obras están siendo utilizadas para el paso de vehículos y la maquinaria empleada para estas construcciones.

Destaca, asimismo, que esos terraplenes están conectados entre sí y a través de ellos pueden 'recorrer grandes extensiones de terreno' que encierran diferentes lotes.

'La longitud estimada de estos diques es de 27 kilómetros', añade el informe conocido por EL HERALDO.

Otras obras detectadas son descritas así: Diques o terraplenes con carreteables hacia la ciénaga de Buenos Aires y al occidente de la ciénaga de Contrabando, en inmediaciones del santuario de la Ciénaga Grande, por el sector sur de la ciénaga La Mata.

Estas obras también 'impiden el desborde de las aguas que llevan los pequeños caños en este sector del complejo lagunar y afectando de manera directa la conexión acuática de las ciénagas del sector sur como La Mata, Tigrera y Mendegua.

Parques Naturales calcula en 27 kilómetros la longitud total de los diques. Como si fuera poco, la intervención con maquinaria pesada se extiende al occidente de la ciénaga de Contrabando, en terrenos que conectan con una vía que conduce hacia la denominada hacienda Los Patos.

Estas obras afectan pequeñas ciénagas al sur del complejo lagunar. Su longitud es de unos 3 kilómetros.

Daño irreversible

Ante este panorama de destrucción, el informe advierte que teniendo en cuenta que la ecorregión que comprenda el complejo lagunar Ciénaga Grande de Santa Marta se caracteriza por tener una compleja red hidrográfica conformada por humedales, principalmente ríos, numerosas ciénagas, caños y arroyos, sean estos cuerpos de agua permanentes o temporales, la construcción de obras civiles de gran envergadura como las descritas se 'constituyen en un tensionante de primer orden y con repercusiones directas sobre la estructura y funcionamiento del sistema natural'.

Advierte Parques Naturales que esas afectaciones 'producen alteraciones de flujo de agua en la ecorregión y degradación del sistema, particularmente del humedal y del ecosistema de manglar asociado a este'.

Para la institución gubernamental, ante las 'situaciones de peligro de daño grave e irreversible' a que están exponiendo la Ciénaga Grande con este tipo de intervenciones, es necesario 'tomar medidas eficaces para impedir la degradación del medio ambiente' de este sistema. Concluye que, en efecto, las 'obras identificadas están afectando' el humedal Ramsar, la reserva de biosfera del delta del río Magdalena de la Ciénaga Grande de Santa Marta y en general el área protegida del sistema de parques nacionales naturales.

Corpamag informó que desde hace dos meses tiene en curso un 'proceso sancionatorio' en contra de los dueños del predio –a quienes no identificó– y señaló que el acompañamiento que tuvo de la Policía el viernes para llegar al sitio, le permitió a sus funcionarios obtener 'la información necesaria para abrir investigación formal y adelantar acciones jurídicas correspondientes para las sanciones penales, de acuerdo a lo que rige la norma'.

La Unidad de Restitución de Tierra, por su parte, recordó que el sector Los Patos es una de las zonas más emblemáticas de la región en materia de despojo. Es reclamada por cerca de 36 familias expulsadas por los paramilitares de Salvatore Mancuso y Jorge 40.

Procurador pide explicación

El procurador general, Alejandro Ordóñez, mostró su preocupación por las invasiones y construcciones ilegales en la Ciénaga Grande Santa Marta y pidió explicación a los entes competentes.

La exhortación va dirigida a la Gobernación del Magdalena, Corpamag, la Unidad Territorial de Parques, el Ministerio de Ambiente, la Fiscalía seccional, la Policía del Magdalena y la Capitanía de Puertos.

A las citadas entidades el máximo agente del Ministerio Público les pidió un informe soportado sobre las gestiones que han realizado para solucionar dicha problemática, desde el momento en que tuvieron conocimiento. Dicho informe deberá ser entregado dentro de los próximos cinco días hábiles. Este será analizado en la reunión que la Procuraduría convocó para el próximo viernes en la sede de Corpamag en Santa Marta.