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Santa Marta. Al triste adiós que Gerson Muñoz, de 10 años, le dio a su yegua ‘Princesa’ le sobrevino la bienvenida que a él y a su familia, les dio una nueva historia.

Mientras su padre, Aslen Muñoz, recibía de manos del alcalde Carlos Caicedo un motocarro a cambio del equino, el pequeño no se apartaba de su fiel amiga. Abrazando su cabeza lloraba desconsoladamente.

El cuadro emocionó a quienes lo observaban en la cancha del Coliseo Menor de Santa Marta.

El niño fue consciente de que entregar a ‘Princesa’ a un albergue era lo mejor que a ella le podía pasar, porque, no hay dudas, descansará y su calidad de vida será mejor. Sin embargo una cosa lo atormenta: ¡Está embarazada!

Por ello tuvo un pedido para el alcalde y a quienes se hacían cargo de la yegua: 'Por favor, no la dejen donde haya caballos bravos porque le pueden hacer daño y le pueden matar la criatura'.

Recuerdos

Secando con su camiseta las lágrimas y con las pocas fuerzas que le permitía el llanto, Gerson contó anécdotas de su vida al lado de ‘Princesa’.

Rememoró las jornadas que pasaban en el río Manzanares cuando la llevaba a bañar. Corríamos en el agua, ella se acostaba y yo me le subía. Era como una niña'.

También sacó del baúl de los recuerdos el día en que se cayó cuando cabalgaba y una de sus patas golpeó su cara. 'La boca se me rompió y me tuvieron que coger 14 puntos', anotó.

Cuando la yegua llegó a la vida de Gerson, comprada a su abuela Amparo García, él contaba con tres años, los mismos años que tenía el animal. Él fue quien la bautizó ‘Princesa’.

En el barrio Timayuí, en el oriente de Santa Marta, donde Gerson vive con sus papás, Aslen y Yasneidis Romero, y su hermana Wendy, los vecinos lo conocen. Al pequeño lo identifican como 'el pelaíto del caballo', aunque en realidad es una yegua.