Santa Marta. Cuando Nadiezhda Henríquez Chacín habla de su padre, Julio Henríquez Santamaría, sus ojos se humedecen y su voz se entrecorta. Al final logra concluir: '… él reivindicó los derechos humanos de los más necesitados'.
Ambientalista y líder revolucionario en el Magdalena, fue secuestrado y asesinado hace 14 años por el jefe del Bloque Norte de las AUC, en la Sierra Nevada de Santa Marta, Hernán Girado Serna, aparentemente por promover la sustitución de cultivos de coca en la zona de influencia del capo paramilitar.
A partir de ese hecho, Nadiezhda (que para la época tenía 27 años) y su hermana Bela (10 años menor), acompañaron a su mamá, Zulma Chacín, en la lucha por lograr se hiciera justicia.
Ahora que un fallo de la Corte de Apelaciones para el Circuito del Distrito de Columbia, Estados Unidos, ordena reconocerles a ellas sus derechos e incluirlas como tal en la etapa final del proceso por narcotráfico contra el paramilitar, manifiestan que 'es un importante avance'.
'Es un logro de todas las víctimas de este criminal', dijo.
Indicó que el fallo, permite develar, además, el ocultamiento de los crímenes que siguen cometiendo, tanto los extraditables, como los presos que se acogieron a Justicia y paz.
'Para nosotros como familia, es una forma de limpiar el nombre de mi papá y de seguir reivindicando la calidad de hombre que fue', anotó.
¿JUSTICIA?
Pese a las circunstancias presentes, la hija de Julio Henríquez Santamaría, asegura que todavía no han visto asomos de justicia y afirmó que 'hemos escuchado muchas falsedades y mentiras alrededor de lo ocurrido con mi padre'. 'Se han ocultado muchas cosas para las víctimas de Hernán Giraldo', comentó.
Añadió que el ex jefe paramilitar 'ha confesado hechos, pero a partir de lo que le interesa o le conviene, pero han sido muy pocos los avances en temas de verdad, justicia y reparación integral'.
'Hay una sentencia interna no cumplida que perpetúa el poder criminal de Giraldo en el Caribe', añadió.
Dijo que para su familia ha sido doloroso sobreponerse a la pérdida del padre, pero más difícil ha sido 'aprender a vivir con la impunidad'.