El aspecto de la Ciénaga de Zárate, en el municipio de Plato, se asemeja más al desértico escenario de una película postapocalíptica, que al lago de más de 1000 kilómetros cuadrados, considerado años atrás como una de las grandes despensas, tanto agrícola como piscícola, en el sur del Magdalena, debido al inclemente verano producto del fenómeno de El Niño.
Esta larga y agobiante sequía afecta a más de 5.000 familias en los corregimientos de Cerro Grande, Zárate, Buenavista y Betzaida, quienes dependían de la pesca en el ahora seco espejo de agua, al igual que en la agricultura y ganadería, la cual también dependen del perdido recurso hídrico.
'Para que esta ciénaga se recupere tendrán que pasar muchos años y caer muchas lluvias, porque el verano secó hasta la última gota de agua, dejando solamente un árido suelo agrietado', afirmó uno de los afectados por la situación.
A merced de la desolación
Al igual que la Ciénaga de Zárate, estas poblaciones plateñas también presentan un aspecto desolador. Muchas de sus casas están cerradas, porque sus habitantes decidieron abandonarlas en busca de un mejor lugar para vivir, mientras que en los rostros de los que se quedaron se refleja el hambre y la preocupación que los embarga.