Sin promesas y sin la presencia de funcionarios del Alto Gobierno, pero con el apoyo de un pueblo, Fundación honró la memoria de los 33 niños que hace dos años fallecieron, la mayoría calcinados dentro de un bus. La gobernadora del Magdalena, Rosa Cotes y varios de sus secretarios, acompañaron a los padres de las víctimas.
El homenaje, realizado en el Monumento a los Ángeles, fue precedido de una marcha que estuvo a punto de ser suspendida por una pertinaz llovizna. 'Esta agua es una bendición, es el signo que hoy Dios está llorando a nuestros hijos', dijo Sandra Quintero, madre de dos niños muertos en el siniestro.
En el monumento se ofició una eucaristía, liderada por Monseñor Dairo Navarro, y del cual participaron tres sacerdotes más.
Una vez culminada la ceremonia religiosa, un grupo de niños soltaron globos blancos al pie de la escultura ,los cuales llevando impreso un mensaje: 'Nunca los Olvidaremos'.
Rosa Cotes señaló que su presencia significaba la demostración de acompañamiento y solidaridad integral para cada uno de los miembros delas familias que vieron partir de manera trágica a sus seres más queridos.
'El Departamento promueve jornada de recuperación sicológicas a quienes lo han solicitado, articulados con la alcaldesa de Fundación Mallath Martínez, quien nos ha mostrado un renglón de necesidades que se han desprendido de la propia tragedia', anotó.
EN EL CEMENTERIO
El segundo aniversario de la partida de los menores tuvo en horas de la mañana un encuentro de familias.
Fanny Balseiro fue una de las primeras en llegar al cementerio Ángeles de Luz, se dirigió al mausoleo y con el alma desgarrada posó sus manos sobre la lápida de la tumba de sus nietos Dianis y Luisa Fernanda Tapias; seguidamente recostó su cabeza al mármol y moviéndola en signo de negación exclamó: '¡No, por Dios, qué dolor!'.
La conmovedora imagen se repitió en padres y madres que, como ella, habían llegado desde bien temprano al camposanto para depositar una flor y elevar una plegaria por el eterno descanso de sus hijos que murieron el 18 de mayo del 2014 al incendiarse el bus que los llevaba a casa luego de una jornada religiosa en una iglesia cristiana evangélica del barrio Altamira.
Todos estaban convencidos que en el sitio se oficiaría una eucaristía, pero lastimosamente no hubo tal, entonces regresaron a sus casas con un vacío espiritual.
'Esta es la muestra que a nadie le interesa ni nuestro dolor, ni nuestros hijos… es la evidencia que estamos solos ', afirmó Jhony Barón, en tono de reclamo.
La aseveración fue compartida por Luis Tapias, el padre de Dianis y Luisa Fernanda, quien anotó que en un principio sintieron el apoyo de los colombianos, pero que con el paso de los meses fue decayendo, como también se debilitaron las contadas ayudas del Estado. 'Nos dejaron solos', recalcó.
EN LA ESCUELA
Al tiempo que las familias de los menores visitaban sus tumbas, en la sede Antonio Nariño de la IED Fundación, donde la mayoría de los niños estudiaban, el padre Ricardo Quintana, oficiaba una eucaristía en presencia de los alumnos.
El clérigo pidió a los menores no olvidarse de sus amigos idos y a los adultos los exhortó a cuidar a los niños.
Culminada la ceremonia religiosa y guiados por la coordinadora del centro educativo, Sofía Berbén, 33 estudiantes marcharon hacia el monumento que se instaló en honor a sus compañeritos fallecidos, y allí cada uno deposito una flor al pie de las imágenes de los niños.