Ni la fría noche del jueves, tampoco el de la madrugada del viernes; ni la pertinaz lluvia que cayó por la mañana, hizo desistir a Manuel Martínez de su huelga de hambre. Reclama por el incumplimiento de un contratista de la Alcaldía en el pago de $22 millones por concepto de prestación de servicios.
Las cadenas con las que ató su cuerpo a la puerta principal de acceso al Palacio de Gobierno Distrital, siguen - según su comentario- 'más fuertes que ayer'. 'No daré un paso atrás', dijo el acarreador de agua del programa 'Mi Calle', el proyecto de pavimentación bandera de la Alcaldía.
Un banco para que se sentara que le hizo llegar un familiar para que con más comodidad resistiere las extenuantes horas de protesta, es la novedad que presenta su escenario, en donde amigos y familiares se dan cita.
Allí siguen las pancartas, un paraguas, una toalla y el galón con gasolina, el que dijo utilizar en caso de que por la fuerza lo quieran sacar del lugar.
Martínez dijo haber pasado una noche tranquila, con un poco de frío, pero acompañado de su mujer Marquesa Daza y de uno de sus hijos.
Solo está consumiendo suero pedialyte y en las últimas horas dijo haber probado una porción de piña.
Por la mañana cuando una de las puertas de la Alcaldía se abrieron (en la otra él está amarrado), se vino la lluvia. Se pensó que quizás ese sería el momento propicio para que -por la fuerza de la naturaleza - levantara la protesta, pero no fue así.
'Es que de aquí no me quita ni un terremoto', anotó.
Al rato hizo presencia un equipo médico de la Secretaría de Salud y lo examinó. Le hicieron glicemia, presión arterial y del corazón. 'Dicen que estoy bien', sostuvo.
El secretario de esa dependencia, Carlos Payares, dijo que de seguir así podría haber complicaciones porque podría descompensarse.
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Mensaje
Su hija Tatiana llegó este viernes bien temprano a la Alcaldía siendo portadora de un mensaje.
Le manifestó que uno de los contratistas le había escrito a su WhatsApp enviándole el link de la nota publicada por EL HERALDO en la que se informaba de la protesta.
En el mensaje le decía que tenía $1 millón para enviarle porque estaba ilíquido.
Manuel Martínez no aceptó y manifestó que en aras de que le pague algo le bajaba la deuda a $17 millones.