Con un plantón en las afueras del edificio sede, los empleados de la Clínica Fundación Cardiovascular, FCV, en Santa Marta, lanzaron un S.O.S al Estado y pidieron el acompañamiento de la ciudadanía para evitar que el centro asistencial se cierre, tal y como está previsto para finales de febrero.
Médicos generales, especialistas, enfermeros y personal de oficina, se dieron cita en la intersección de la carrera 4 con calle 29 y allí se expresaron públicamente, bloqueando la vía por una hora, aproximadamente.
'El Gobierno Nacional debe tomar cartas en el asunto porque la salud es esencial', dijo el médico anestesiólogo, Howard Horta, quien reiteró la necesidad de la búsqueda de un nuevo operador en caso de que quien aparece con la primera opción no llegue a un acuerdo en el punto más crítico: la compra del edificio.
Anotó que 'quedamos en el aire, sin trabajo y la ciudad desprotegida de servicios de salud'.
Hizo saber que si bien la Fundación Cardiovascular es una institución privada y las decisiones son propias, es válida la intervención de los ministerios de Salud y Trabajo.
Recordó que la entidad viene funcionando desde hace 11 años en Santa Marta por la modalidad de contrato y que Caprecom, arrendó la edificación a la FCV. Hoy tasa esta infraestructura en $30 mil millones, sin embargo el primer postor para operar los servicios, , está dispuesto a pagar solo $18 mil millones, según reveló el médico Horta.
La fisioterapeuta Astrid Mora hizo el llamado a los samarios y Magdalenenses a que se suman a la lucha que ellos han emprendido por el no cierre de la clínica. 'Necesitamos que vengan inversionistas porque este es un negocio rentable', precisó.
Comentó que hace un año, cuando se habló por primera vez del cierre y se llegó a un acuerdo hubo muchas esperanzas. 'Nos ilusionaron porque nos dijeron que venía la época de oro para esta clínica, que mejorarían las condiciones, pero no fue así… nos quedamos aquí con esa ilusión', enfatizó.
La médico radióloga, Heliana Amaya, , manifestó que de cerrarse este 28 de febrero las puertas de la entidad quedarían cesantes laboralmente 360 empleados directos y 200 indirectos, lo cual acarrearía un trauma social de grave repercusión.
Pero igualmente produciría un déficit de camas hospitalarias en Santa Marta, pues esta entidad cuenta con 42 en UCI, 20 en UCI neonatal y 108 en hospitalización general.
La clínica atiende entre 150 y 250 pacientes diarios en urgencias y un total aproximado de 8 mil pacientes mensual. Se llevan a cabo 2500 consultas de especialistas por mes y entre 400 y 450 cirugías en igual período. Además, 6 quirófanos dejarían de funcionar en la ciudad.
Recordó que a los empleados se les adeudan dos meses de salarios y a los contratistas más de un año de honorarios.