Juan Carlos Alvarado, un conductor de taxi samario, se convirtió en héroe al recibir en su carro a Abel Josué, un bebé que nació en la silla trasera de su vehículo, la cual fue convertida en una sala de parto.
De padres venezolanos, la criatura abrió los ojos al mundo gracias a la buena fe del taxista que detuvo su vehículo ante el llamado desesperado de un hombre a quien ningún automotor le paraba para entrar al barrio Timayuí, al oriente de la ciudad, y recoger a su mujer que estaba a punto de dar a luz.
'Me llamó la atención su estado de angustia, detuve la marcha y le pregunté que pasaba; me explicó y sin pensarlo dos veces entré a recoger a la mujer', comentó.
Agregó que como ya se veía que el bebé venía, él y el esposo de la parturienta optaron por quitarle la ropa, ello con el fin de que si la criatura salía no se ahogara.
En ese estado de las cosas llegaron a la urgencia del centro asistencial en donde médicos y enfermeras pensaron trasladarla en camilla desde el taxi hasta la sala de urgencias, pero no daba tiempo.
El parto fue atendido por los profesionales de la medicina dentro del vehículo TZB 506, de la empresa 4209000 y Juan Alvarado fue felicitado por todos. El bebé nació en buenas condiciones, aunque por precaución fue llevado a la Unidad de Cuidados Intensivos para neonatos.
'Estoy muy agradecido, este señor es un ejemplo de taxista', dijo el padre del recién nacido, un migrante venezolano.
Ante la situación difícilmente económica de la familia venezolana, los taxistas amigos de Juan Alvarado hicieron una colecta.
'Esta es la verdadera cara de los taxistas, asi somos la mayoría, serviciales y dispuestos. No solo prestamos un servicio como lo que somos, quedó evidenciado que también hacemos de ambulancia', anotó Daniel Gil, vocero del gremio.