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En un reducido espacio de la Unidad Deportiva Bolivariana de Santa Marta, cientos de gatos tienen un hogar en el que generosas personas los ayudan a sobrevivir ante el abandono de sus amos y la inasistencia oficial.

‘Villa Gatuna’ como le han denominado al lugar es el refugio de estos felinos, pero al mismo tiempo es el sitio a donde llegan para morir tras ser arrojados allí, muy enfermos, por sus dueños.

La bogotana Jenny Paola García, es la líder del grupo, que desinteresadamente y solo por amor y desbordada sensibilidad, les brindan ayuda.

Desde hace cuatro años está llevando a cabo esta labor, en la que la acompañan familiares y amigos, una de ellas su hija, de 10 años, quien los fines de semana se da a la tarea de limpiarles los ojos a los gatos enfermos y suministrarles medicamentos.

No forman parte de una fundación o asociación alguna, son simplemente personas que poco a poco se han sumado a una noble causa.

'En lo que está a nuestro alcance las damos comidas y medicamentos, los aseamos y les hacemos la vida un poco más digna', manifestó la altruista mujer.