Walfran Narváez Pontón, el policía samario que en medio de una protesta en Bogotá perdió su ojo izquierdo al ser impactado con un adoquín, dice que no guarda rencor y entiende lo sucedido como un'gaje del oficio', aunque sostiene que 'son cosas que no debieran suceder'.
En medio del dolor físico que lo aqueja, siente además un dolor moral al no comprender la reacción de quienes lo hirieron. 'Festejaron como si estuviesen celebrando un gol en un estadio', anotó.
El díctamen clínico fue fractura de órbita y destrucción de iris, córnea y el ovulo ocular. 'El ojo quedó sostenido por un hilo diminuto', le explicaron.
Aunque al medio día de ayer tuvo una recaída debido a un intenso dolor en la zona afectada de su cara, su recuperación va paso a paso.
'Él es fuerte y tiene mucha fe', dijo a este medio su tía Maira Pontón quien desde la capital del Magdalena se trasladó a Bogotá para acompañarlo.
Recluido en una habitación del piso 8 del Hospital Central de la Policía Nacional, el patrullero asegura: 'Saldré adelante de esta'.
Recuerda que cuando fue golpeado logró ser puesto a salvo por su compañero de la patrulla motorizada y que gracias a ello no lo siguieron agrediendo.
El ataque ocurrió el martes pasado a las 4:30 de la tarde en la carrera 10 con sexta , barrio San Bernardo.
Ese día Walfran había culminado horario laboral a las 8:00 a.m. y se había ido para su casa en Fontibón. A las 11:00 a.m. recibió una llamada en la que le informaban que por la situación de orden público debía estar en la estación policial a la una de la tarde.