Abrazado a 'Margarita Rosa', su compañera de faenas laborales durante 20 años, acariciándola y susurrándole, Bernardo de Jesús Mosquera Molina, la despidió. 'Me duele desprenderme de tí, pero es lo mejor...', le dijo entre lágrimas.
Fue así como este hombre, a quien la violencia paramilitar lo desplazó de su tierra en el municipio de Chibolo, Magdalena, le dijo 'adiós' a la burra que le generó - durante dos décadas - el sustento y el bienestar familiar, la que le ayudó a sobrevivir cuando llegó a Santa Marta 'con una mano adelante y la otra detrás'.
Hoy, un motocarro llega a suplir a su amada 'Margarita Rosa', aunque para él '¡ella es irremplazable!'.
Bernardo hizo parte de las 61 personas que se acogieron al programa de reconversión laboral, liderado por la Alcaldía de Santa Marta, y que busca -con la entrega del vehículo a motor - generar mejor calidad de vida a los humanos y equinos, utilizados estos últimos como tracción para mover carga, recibiéndo, en algunos casos, un inclemente maltrato físico.