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A pesar del duro momento por el que atraviesa la humanidad por la pandemia sanitaria generada por la COVID-19, hay a quienes esta situación les ha servido para que sus proyectos tengan un trampolín. Es el caso del samario Emanuel José Ibarra Franco y el barranquillero Jonathan Rojas, quienes con una idea innovadora se adentraron a la agricultura con los cultivos de lechuga crespa hidropónica.

Su emprendimiento empezó a tomar forma hace casi un año, pero su ejecución fue en enero del presente año, luego de estudiar a fondo la técnica del cultivo hidropónico (es aquel que prescinde totalmente de la tierra para cultivar los alimentos), y fue precisamente en una finca en Minca, corregimiento de Santa Marta, ubicado en las estribaciones de la Sierra Nevada.

El predio que consta de 7 hectáreas fue adecuado por estos jóvenes emprendedores, quienes vieron en el clima de este corregimiento samario la mayor ventaja para su proyecto. Iniciaron con la adecuación de la estructura que son bases de madera con canales de tubos de PVC, en la que posteriormente insertaron las semillas de lechuga crespa hidropónica.

En medio del proceso productivo, llegó lo que inesperado, apareció el coronavirus y con ello la angustia. 'Fue un choque, un duro reto a un proyecto que habíamos trabajando minuciosamente y del que esperábamos se dieran sus frutos sin ningún problema, pero en medio de esa adversidad sin confiamos en Dios', manifestó Emanuel Ibarra, de 31 años, quien es administrador de empresa.

La labor de manipulación en la plantación es constante, se le debe cambiar el agua cada 8 horas y echarle los insumos. 'Tenemos trabajando a seis personas, por lo que ya teníamos la primera producción y respetando los protocolos de bioseguridad nos dimos a la tarea de comercializar las lechugas, que por ser hidropónicas, son cultivadas a base de agua y libres de bacterias por no estar enterradas en la tierra, y en el mercado son muy apetecibles, por lo que logramos llegar a un acuerdo con la cadena de supermercados ARA', sostuvo.

Desde hace un mes producen 6.000 lechugas semanales y tienen proyectado sacar 12.000 a medida que se den más acuerdos.

'El coronavirus frenó la distribución de las lechugas que son traídas del interior de Colombia, por lo que fue ventaja para nosotros que nos compraran, además porque se ahorran costos con el transporte', indicó el administrador agropecuario, Jonathan Rojas, de 35 años, quien le ha imprimido sus conocimientos de su especialización en cultivo ecológico sin tierra.

Cabe destacar que, otro de los puntos vitales para que estos emprendedores puedan comercializar sus productos es la vía de acceso de Santa Marta a Minca, la cual se encuentra en perfecta condiciones, permitiendo que vehículos lleguen hasta la finca, y de esta manera, puedan ser transportados hasta los puntos de acopio.

'La carretera es una gran ayuda, y eso nos ha permitido que esta semana estemos cerrando otro acuerdo comercial con una reconocida cadena de supermercado', sostuvieron.