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Beyker Smith López Meléndez sintió la muerte de cerca. La tuvo en frente, pero por alguna extraña razón que aún no entiende logró escapar de ella, una maniobra evasiva que, a pesar de mantenerlo con vida, le hace tener temor en las noches de cerrar los ojos. El joven magdalenense, que reside en el barrio La 40, el sector más afectado por el incendio de un camión cisterna en Tasajera, fue una de las primeras personas que llegó al lugar del accidente para llenar pimpinas de gasolina.

Todo transcurría de manera 'normal' hasta que un compañero suyo, según cuenta, intentó quitarle la batería al vehículo. En ese momento, López Meléndez caminó hacia la parte trasera del camión cuando sintió una fuerte onda expansiva que lo mandó por los aires. Cuando se levantó, se dio cuenta que el casco que tenía puesto había volado y, en medio de los gritos y la desesperación del momento, empezó a ayudar a sus amigos quemados.

'El carro botó una chispa, pero gracias a Dios no me pasó nada grave. Yo me logro quemar porque alguien que estaba al lado mío me agarra diciendo que lo auxiliara, que le diera ayuda, pero uno en esos momentos lo que hace es correr por la vida de uno. Yo le dije que me soltara y ahí es cuando el fogaje me coge a mí', cuenta en su casa con heridas visibles en su cuerpo.

'La verdad si el camión hubiera explotado ninguno hubiera quedado vivo. Yo me abro de la candela y luego cojo la moto y me llevo a uno de mis compañeros al hospital y ahí la verdad yo estaba nervioso y desesperado por ver a mis compañeros quemados. Lo que pasó es algo que nunca se me va a olvidar. Lo más triste es cuando subo a la carretera y veo a un compañero que me dice que no lo dejara morir y lo veo con el pedacito de su pellejo pelado. No he podido dormir porque pienso en mis amigos quemados', concluyó.