'En las tinieblas todos nos conocemos por el modo de caminar, por las pisadas y por el timbre de la voz'. Así detalla Edgardo Pabón un pasaje de lo que son las noches en Martinete, corregimiento de Remolino (Magdalena), cuyos habitantes jamás han conocido lo que es el servicio público de energía eléctrica.
Son exactamente 120 años, ¡más de un siglo!, desde que se creó la población, en los que unas cinco generaciones han vivido en medio de la oscuridad, en las sombras o en 'las tinieblas', como contundentemente afirma Pabón, líder comunal y dueño de ‘El Juniorista’, uno de los dos graneros que abastece a la gente del poblado.
Esta frustración, que les ha impedido marchar a tono con la tecnología y la modernidad, podría llegar a su fin muy pronto tras la firma de un convenio gubernamental por $700 millones para llevarles 'la luz', como se dice coloquialmente.
Los recursos son aportados por el Ministerio de Minas a través del fondo de apoyo financiero para la energización de las zonas rurales interconectadas.
De este compromiso hacen parte la Alcaldía de Remolino (que lo gestionó desde el período pasado), el operador de energía Aire-e y la firma ejecutora Nijahd S.A.S. Las obras están proyectadas para comenzar en marzo.
Al conocerse la noticia el ambiente en la localidad ha cambiado, la gente se muestra contenta y optimista por la llegada del servicio que beneficiará a 550 personas que viven en 81 casas, alineadas en tres calles.
Atrás quedarán las noches iluminadas con velas, antorchas, lámparas a gas; con fondo de estrellas y luciérnagas que le dan a la oscuridad un toque de romanticismo. Y precisamente fue en una de esas noches cuando Edgardo Pabón escribió un vallenato que grabó acompañado por Martín Camargo en el acordeón, y que tituló Pobre mi pueblo.