La muerte, que no es indiferente con nadie, se llevó bajo su manto al reconocido escritor, dramaturgo e historiador cienaguero, Guillermo Henríquez Torres, quien tras sufrir un aparente paro cardiaco poco antes del mediodía de hoy sábado 30 de enero.
Según se conoció, Guille, como era llamado por sus allegados, sufrió un infarto después que se sintiera mal y llegara por sí mismo hasta la unidad de urgencias de la Fundación Policlínica de Ciénaga, donde lamentablemente su vida llegó a su final, sin que los médicos que lo atendían pudieran hacer algo por reanimarlo.
Henríquez Torres, de 80 años, nació en el municipio de Ciénaga el 10 de julio de 1940, producto de la unión de Félix Henríquez y Helena Torres, en medio de los arreboles de la llamada bonanza bananera que impulsó la economía de esta población considerada la ‘Capital del Realismo Mágico’.
Guillermo termina el bachillerato en la década de los sesenta e inmediatamente se abre paso a la fría capital de la República, donde intenta estudiar Sociología en la Universidad Nacional, pero no culminó la carrera por dedicarse al oficio de anticuario, profesión que le resultaba más lucrativa.
A finales de la misma época, cuando alcanzó ahorrar los suficiente de su trabajo, fijó sus horizontes a Barcelona, donde estudió teatro en la ‘Escola D’ Art Dramatic Adriá Gual’.
Los álbumes expuestos en su residencia, están colmados de fotos y recortes de la prensa catalana, confirmando su travesía por la península Ibérica. Los registros demuestran lo que Henríquez le afirmó al periodista Luis Eduardo Barranco en una entrevista: 'Durante años pinté poco, hice bastante teatro con el grupo Gogó de Barcelona y escribí el Cuadrado de Astromelias'.
En su travesía por España, Henríquez Torres conoció a Gabriel García Márquez por intermedio de uno de sus profesores catalanes, consolidando una amistad que le garantizó un almuerzo los jueves en la casa del que sería el futuro Nobel de Literatura, una visita puntual que alimentaba un momento propicio para charlar sobre la historia de las viejas familias de Ciénaga y Santa Marta.
Algunas historias sirvieron de inspiración para concebir ciertos pasajes de Cien Años de Soledad. La relación decayó según Henríquez, cuando la noche del estreno del Cuadrado de Astromelias, Gabo manifestó no gustarle la puesta en escena de la obra.
Con la prematura muerte de su padre, el dramaturgo que triunfaba en Europa se vio obligado a regresar a las calles salitrosas de su natal Ciénaga, que en ese entonces reemplazaba los dorados años de la bonanza bananera con el comercio de marihuana.
A su llegada en la segunda mitad de la década de los sesenta, el joven intelectual, dramaturgo y escritor empezó a aventurarse en la docencia, dictando las cátedras de Historia del Arte y Teoría Estética en el colegio San Juan del Córdoba en Ciénaga, donde en compañía de un grupo de amigos entre los que se encontraban Elías Eslait, Haime A-Correa y Ángel Paz, entre otros, logró generar espacios culturales disponibles para toda la comunidad cienaguera, dedicado actualmente a su labor como guía turístico, lo que alternaba con su trabajo de escritura e investigación.
Su obra
Guillermo Henríquez fue autor de una obra amplia y dispersa, inédita en buena medida, que abarca el teatro, la crónica histórica, el cuento, la novela y la investigación cultural.
Se destacan de toda su obra literaria, El Cuadrado de Astromelias y Marta Cibelina, piezas significativas de su producción teatral; escritos que sustentan las fragilidades, descarríos y alucinaciones de entorno social cienaguero decaído, ligado sin remedio a viejos mitos de traspatio.
En la misma secuencia de este teatro despampanante y satírico figuran sus cuentos: Las Queridas del Diablo, Historia de un Piano de Cola, El Jinete Azul, Las Lágrimas de la Araña, Poster y A lo Oscuro Metí la Mano.
Igualmente, el de 16 julio del año 2014, Henríquez Torres ganó en Buenos Aires (Argentina) el premio Ana María Agüero Melnyczuk, por su trabajo investigativo, ‘Ciénaga en la claves de Cien Años de Soledad’. En reconocimiento a su labor, el historiador cienaguero recibió un diploma y la publicación del trabajo bajo el sello editorial de Limaclara Ediciones, encargada de efectuar la premiación.
La investigación de Henríquez que mereció esta distinción, es un resumen de uno de sus libros, ‘El Misterio de los Buendía’, publicado en 2003 y reeditado en 2006, al cual tuvo que reducirle el texto de 350 páginas a 58, con el objetivo de convertirlo en un ensayo periodístico y de investigación literaria y poder concursar.
Guillermo Henríquez Torres, Guille, consolidó su vida al arte y a la reconstrucción histórica de su natal ciénaga, pues enfocó gran parte de su existencia en fortalecer su experiencia literaria y cultural, a través de los relatos y vivencias mágicas que el Caribe pudo brindarle.