Mientras que dueños y administradores de los negocios saqueados y destrozados por una turba la noche del martes en Ciénaga, Magdalena, siguen atormentados por las millonarias pérdidas económicas que sufrieron, muchos de los comerciantes que no resultaron afectados permanecen vigilantes en las puertas de sus negocios, por temor a una nueva escalada de robos y destrozos.
En medio de los desmanes que sumieron a la segunda ciudad en el departamento del Magdalena en caos, muchos dueños de negocio se atrincheraron dentro de los mismos, pasando toda la noche en vela y en la más grande de las zozobras ante la posibilidad de un segundo ataque, el cual afortunadamente nunca llegó.