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Un estudio científico liderado por Luis Alberto Rueda Solano, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Básicas de la Universidad del Magdalena, concluye que entre las ranas de la especie Arlequín, se da un 'amor posesivo', parecido al denominado 'amor tóxico' que existe entre los humanos.

En el particular comportamiento de esta especie que se encuentra en la Sierra Nevada de Santa Marta, el macho se amplexa a la hembra (la abraza por la espalda) y, aunque ella no esté lista para reproducirse, él puede durar hasta cinco meses en esa misma posición sin comer hasta que ella desove sus huevos, lo que según el científico clasificaría como 'la gran dieta del amor'.

El macho se muestra atento a que otro individuo no intente ocupar su lugar.

'Se aferra a su pareja hasta que logre pasar sus genes a la siguiente generación', precisa.

De acuerdo con Rueda Solano, la llamada ‘guardia de compañero’, está en la naturaleza de muchos animales,