Es paradójico decirlo, pero nadie entiende cómo Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia, siendo dueña de una Sierra Nevada donde nacen importantes ríos que la irrigan, sus habitantes tengan que proveerse de agua en carrotanques, tractocamiones y carros de mulas.
Métodos de aprovisionamiento que se quedan pequeños ante otro muy penoso, degradante y no convencional, como es el de extraer el preciado líquido pegándose a la red del acueducto.