La comunidad indígena Chimila, del asentamiento Narakajmanta (Madre Tierra) ubicada en el sector de Puerto Mosquito, en Santa Marta, lanzó un SOS al gobierno departamental y distrital, ante el temor que los arropa por la forma riesgosa cómo niños y adultos atraviesan el río Gaira, para cumplir con quehaceres cotidianos, especialmente estudiar. Lo hacen colgados a un chinchorro que rueda por una desgastada guaya o carrucha.
Una acción constante y de hace muchos años, que se torna mucho más peligrosa cuando el invierno arrecia, produciendo la creciente del afluente.
La comunidad indígena está conformada por 59 familias, divididas en dos sectores que están separadas por el río.