Para Yuliana Sanguino el tiempo parece haberse detenido desde el 20 de septiembre del 2018 cuando su hijo Albertico Cardona, de 6 años y el menor de la prole, desapareció misteriosamente en el caserío Tigrera, de Santa Marta.
Una profunda tristeza la arropa desde ese día, pues el pequeño era una de sus razones para existir.
Y aunque el dolor de ausencia aviva su amor, reconoce que cerrar los ojos no va a cambiar nada. Entonces los abre y sigue esperando que el niño aparezca, aunque por momentos sienta que sus esperanzas se quiebran.
En silencio sigue aguardando con fe que su hijo volverá a sus brazos o que alguien le diga dónde está.
Mientras tanto su vida y la de su familia continúa, convencida de que la mejor manera de tenerlo presente y mitigar el impacto de su ausencia es recordándolo.
A Yuliana no le dan información ni de su hijo y tampoco de la investigación por la muerte de Alberto Cardona Tapia, padre del pequeño, quien fue hallado muerto cerca al río Tigrera, con un tiro en la cabeza, dos días después de su desaparición junto con el niño.