Las recientes álgidas semanas en la región Caribe por la seguidilla de denuncias de invasiones de tierras y la posterior organización de ganaderos para proteger sus predios han empezado a encender una mecha de incertidumbre y malestar en el país que amenaza con ‘explotar’ en cualquier momento. La punta de lanza de este caos nació hace algunas semanas en el municipio de Plato, Magdalena, en donde los terratenientes de la zona junto a Jaime Peña, alcalde local, denunciaron que un grupo ilegal comenzó un proceso para adueñarse de al menos 4.000 hectáreas.
Según las familias tradicionales del sector, hombres en motocicletas suman más de 21 días merodeando los predios, ubicados cerca al corregimiento de Apure, en la trocha Los Chivos. Asimismo, habrían marcado los arboles con aerosol rojo con el objetivo de delimitar las zonas a invadir.
Lo anterior generó que, tras realizarse un consejo de seguridad, se acordaran una serie de medidas, dentro de las cuales quedaron establecidas movilizar tropas del Ejército al área, establecer puesto de control, articular el cuadrante de policía rural y el fortalecimiento de la red de seguridad, entre otros.
Días después, el 12 de septiembre, la población magdalenense denunció el primer caso de invasión masiva a predios privados en el departamento. La situación habría ocurrido en el corregimiento de Tucurinca, municipio de la Zona Bananera.