Transcurridas dos décadas de la masacre de la Ciénaga Grande de Santa Marta, en la que 37 pescadores murieron a manos de paramilitares bajo las órdenes de Rodrigo Tovar Pupo, alias 'Jorge 40', las familias de las víctimas siguen a la espera de la reparación.
Veinte años después del sangriento suceso, los sobrevivientes no se reponen del dolor y lo que es peor, del abandono estatal.
Para ellos cada 22 de noviembre es y seguirá siendo un día triste, marcado en el calendario con una cruz negra.
Weiner Gutiérrez, sin asimilar aun lo que pasó, manifiesta que de su mente no se borra la imagen de sus piernas cubiertas con la sangre que derramaba su cuñado Ever Julio Rodríguez cuando era movilizado en una canoa hacia Sitionuevo. Había recibido varios tiros en la cabeza.
'Fue doloroso y aterrador...', dijo con voz entrecortada, no sin antes recordar a Roque Parejo, Armando Acosta, Basilio Rodríguez, Wilmer Mejía, Amado Mejía, Darío Moreno y Néstor Acosta, varios de sus amigos acribillados.
Weiner Gutiérrez manifestó que lo incomprensible, es que mientras a ellos no los han reparado, 'hay quienes sin ser desplazados han recibido la atención y apoyo del Estado'.
Los habitantes de Nueva Venecia sostienen que es tanta la secuela que les dejó la masacre que 'solo con escuchar el motor de una lancha, los recuerdos afloran'.
Caravana de la muerte
El recorrido de muerte de las autodefensas comenzó a las 10 de la noche del 21 de noviembre del 2000 por el caño El Clarín en cinco lanchas que transportaban cada una 12 personas, al mando de alias Andrés, jefe de la compañía ‘Walter Úsuga’.
A las 11 y media de la noche, las embarcaciones llegaron a un sitio denominado kilómetro 13 y allí, a machete y puñal, dieron muerte a 11 pescadores. Otros 5 fueron convertidos en rehenes – guías. La idea era que los condujeran por entre los manglares.
A las 3 de la madrugada del 22 de noviembre llegaron a Nueva Venecia y se dividieron en grupos. Unos, ajusticiaban a 12 hombres en la plaza de la iglesia; otros, disparaba contra las casas y un tercer grupo irrumpía en las tiendas para saquearlas.
A las cinco de la mañana, en la retirada, dieron muerte a otros pescadores que se transportaban en tres canoas. En total fueron 37 las víctimas.
Jorge 40
En versión libre el 3 de julio en Barranquilla, Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, aceptó la masacre de Nueva Venecia a la que denominó 'hechos de guerra'.
Dijo que 'fue una operación militar para controlar un territorio que había sido del dominio de la guerrilla del ELN'.
Luego fue condenado a 47 años de prisión por el Juzgado Único Penal del Circuito Especializado de Santa Marta, que acogió el material presentado por un fiscal de la Unidad Nacional de Derechos Humanos.