Un viaje al Líbano para alejarse de la crisis económica de 1929 le sirvió de inspiración a la familia Chams para, dos años después y nuevamente en Colombia, fundar las bases de una de las empresas textiles más reconocidas de la Costa Caribe.
Un almacén pequeño y sencillo fue el epicentro de los sueños que estaban por alcanzarse. Fundado en 1935, este pequeño local, con numeral 4-44, estaba ubicado en la esquina principal del antiguo mercado popular de Barranquilla.
Allí, sin pensar en un logotipo oficial y mucho menos en un letrero colgando en la fachada, el almacén comenzó a adquirir buena reputación, gracias, en su mayoría, al mejor recurso de mercadeo: el boca a boca.
'La gente preguntaba ‘¿Dónde compraste esa tela?’ y le respondían ‘donde William Chams’', recuerda Sergio Chams padre, actual director de la cadena textil.
Poco a poco fue consolidándose el almacén y con ello aumentaron las opciones para la primera expansión dentro de la ciudad.
'Mi mamá fue una persona muy importante para el negocio. Ella tuvo la visión, en 1968, de abrir otro almacén en la calle 72. Fue el primero con nombre y logotipo', comenta el empresario barranquillero.
De hecho, Chams define a su mamá como la 'persona que metió la moda en la tienda'. Revela que ella, contra todo pronóstico, 'se arriesgó metiendo un poquito de telas para las fiestas y prendas elegantes y enfocadas en las mujeres'.