La anemia canina es una enfermedad más común de lo que se piensa y de no ser tratada a tiempo puede conllevar a la muerte del perro que la padece.
La médica veterinaria, Verónica López, explica que esta patología se produce como consecuencia de una disminución de los glóbulos rojos (eritrocitos) en la sangre del can, tal cual como sucede con los seres humanos.
Cabe recordar que los eritrocitos se encargan de suministrar el oxígeno necesario a los diferentes órganos y tejidos del cuerpo para que estos funcionen de manera adecuada.
Los índices de hemoglobina que se manejan para los caninos varía de los 12g/dl a los 18g/dl. Por debajo de esos indicadores se puede considerar que el animal padece anemia.
Otro de los puntos a tener en cuenta, según la veterinaria, es el de los hematocritos, que mide el porcentaje de glóbulos rojos en la sangre en relación al plasma sanguíneo. Este valor se mide por porcentajes y se dice que un perro está en los niveles normales cuando este se encuentra ubicado entre 32% y 52%.
Cuando el porcentaje de hematrocitos está por debajo del 18% se considera realizar una transfusión de sangre.
'Dicha sangre es procedente de un perro totalmente sano. Hay que hacer exámenes al animal donante para verificar que este no tenga ningún tipo de enfermedad, se debe estudiar también que este tenga todas sus vacunas al día y se hace un control de peso para determinar que está en las condiciones adecuadas', afirma.
López explica que la anemia canina puede ser producida por tumores, enfermedades virales, bacterianas o parasitaras.
'Cualquier enfermedad puede ocasionar este tipo de anemia', indica.
Hay que tener en cuenta que una hemorragia como consecuencia de una herida también puede producir una reducción en los glóbulos rojos.
¿Cómo identificar?
La veterinaria explica que las mascotas pueden ofrecer señales que alertan sobre la enfermedad. Su comportamiento empieza a variar y dejan de ser los animales activos y juguetones y se empiezan a mostrar decaídos.
'Si notamos que nuestra mascota está todo el día echada en el piso y no quiere caminar podemos empezar a poner atención en ella'.
López describe, además, que el can puede presentar lo que se conoce como anorexia porque el perro pierde su apetito y esto se refleja en una considerable baja de peso.
Otras señales que se pueden percibir y que indican que algo no anda bien con la salud del perro es que sus mucosas se tornan pálidas, especialmente en la parte de las encías.
'Por lo general estas deben ser rosaditas, si uno las encuentra blancas hay indicios de anemia. A veces, la parte de las orejitas también se ponen demasiado blancas. El vómito también puede ser considerado como una señal', argumenta la veterinaria.
Tratamiento
María del Mar Rodríguez, especialista en Medicina Interna de Pequeños Animales, explica que la alimentación es fundamental a la hora de tratar la anemia.
'Los alimentos ricos en hierro son fundamentales para que se recupere pronto', indica. La experta recomienda incluir dentro de la dieta del animal alimentos como hígado, carne de ternera y buey ya que son alimentos con un alto porcentaje de hierro.
Rodríguez añade que también se deben suministrar comidas ricas en vitamina C ya que facilitarán la absorción de otras vitaminas y minerales.
En todo caso, la experta recomienda que al identificar síntomas en su mascota lo más recomendable es acudir a su veterinario de confianza.
Vacunación
De acuerdo con López, el esquema varía dependiendo del veterinario y de la edad que tenga el perro.
La vacunación también es importante para prevenir enfermedades que puedan ocasionar la anemia canina.
'Lo ideal es que se vacune desde cachorros y que tengan un esquema a lo largo de su vida cachorra hasta los 8 meses y que se vaya reforzando durante cada año'.
La médica veterinaria detalla que a los recién nacidos se les debe desparasitar a los 45 días y desde ese momento se debe esperar cerca de una semana para aplicar la primera vacuna que es la del parvovirus.
Pasados 15 días, se aplica la vacuna triple canina que protege al animal contra el distemper canino (moquillo), adenovirus tipo 1 y leptospira canina.
Se esperan entonces otros 15 días para aplicar la quíntuple canina que es para la inmunización activa contra moquillo, hepatitis infecciosa, parvovirus, leptospirosis canina y complejo respiratorio causado por adenovirus tipo 2 y parainfluenza.
Después se puede hacer un refuerzo de esta última y a los seis meses se debe aplicar la vacuna contra la rabia.
La especialista hace un énfasis en que estas vacunas se deben aplicar anualmente para evitar complicaciones con su mascota.