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Caminando por la playa en fila india, con la cabeza en alto como en actitud altiva, los pingüinos rey son uno de los principales atractivos de la industria del turismo de las islas Malvinas. 

Sus tiernas crías marrones son bastante intrépidas con los humanos, y los turistas en Punta Voluntarios, en la isla Soledad -la más grande del archipiélago-, pueden incluso conseguir que se acerquen lo suficiente como para acariciarlos.

'Somos el lugar más al norte del mundo en el que se pueden ver pingüinos rey', explica Tony Heathman, un excriador de ovejas de 70 años que ha pasado los últimos 16 llevando grupos de turistas a Punta Voluntarios, adonde van a reproducirse miles de parejas de esta especie emblemática de las islas. 

'Recibimos muchísima gente a la que (...) le encanta venir aquí y acercarse lo más posible a los pingüinos rey', cuenta a la AFP. 

'Toman muchísimas fotografías. Algunos de ellos están realmente cautivados por estos animales, he visto gente venir aquí y llorar de la emoción'.

El rey es solo una de las cinco especies de pingüinos que habitan en las Malvinas, junto con el saltarrocas o pingüino de penacho amarillo, el juanito, el macaroni o pingüino de penacho anaranjado y el de Magallanes.

Las Malvinas tienen una biodiversidad increíblemente rica, que incluye más de 25 especies de ballenas y delfines, pero es la posibilidad garantizada de acercarse a los pingüinos lo que las convierte en un destino tan atractivo.

A pesar de su ubicación remota en el Atlántico sur, a unos 470 kilómetros de las costas de Argentina, aquí el turismo es una industria en auge: en 2018, hubo un aumento del 6,3% en la llegada de turistas respecto al año previo y un aumento del 29,4% en el gasto turístico, a casi 11,3 millones de dólares.

'Una de las atracciones clave para nosotros fueron los pingüinos rey en Punta Voluntarios, vimos muchos de esos', cuenta Flavia Tang, de 29 años, quien viajó desde Londres para pasar una semana con su pareja en estas islas, desde 1833 bajo control del Reino Unido, que las denomina Falklands.

Punta Voluntarios es uno de sus destinos turísticos más populares, adonde se llega desde la capital, Puerto Argentino, tras un trayecto de tres horas por carretera en un vehículo 4x4. 

La península también tiene pingüinos juanito y de Magallanes, conocidos localmente como 'jackasses' debido a su llamado, que suena como un rebuzno. Y viven otras aves como ostreros australes, charranes sudamericanos y cauquenes colorados. Miles de pingüinos graznando sin cesar hacen de este un lugar ruidoso. 

Como una película de Hitchcock

Es uno de varios lugares impresionantes para observar la fauna silvestre en su hábitat natural.

Otro es la isla Celebroña, al este de Soledad, donde los pingüinos de peñacho amarillo usan sus garras y pico para escalar hasta la cima de los acantilados, donde se aparean. 

Para verlos, los visitantes deben caminar media hora entre un denso forraje de tres metros de altura, mientras se evitan los nidos de aves terrestres. Pero son las pardelas sombrías las que hacen que la isla sea única. 

'La isla Celebroña es hogar de 140.000 parejas reproductoras de pardelas sombrías, que se amontonan en la costa prestas para entrar', dijo a la AFP Denise Blake, funcionario ambiental del gobierno de las islas.

'A medida que cae la noche, realmente las ves volando sobre las cabezas un poco como en la película de Hitchcock, donde todas las aves comienzan a volar en todas direcciones. Es increíble'.

Mientras que muchos optan por la Antártida o a la isla San Pedro del archipiélago de las Georgias del Sur para saciar su necesidad de naturaleza cruda, Sally Ellis, gerente de International Tours and Travel, cree que Malvinas es una mejor opción. 

'La Antártida y las Georgias del Sur no son nada en comparación con la variedad y accesibilidad a la vida silvestre en las Malvinas, y cuesta alrededor de una cuarta parte', asegura. 

'Puedes venir y estar entre vida silvestre 12 horas en un día en las Malvinas y tener absolutamente por seguro que vas a ver lo que vienes a ver. Y eso nos convierte en una opción muy atractiva en comparación con la Antártida y las Georgias del Sur'. 

La ballena sei, en peligro de extinción, también puede avistarse en las costas de las Malvinas, mientras que los delfines de Commerson o pío se encuentran cerca de las playas de bahía Yorke o Gypsy Cove, a algunos kilómetros de Puerto Argentino.

'Acto de fe'

Si ya son un destino habitual entre los amantes de la naturaleza, las Malvinas también están creciendo como escenario de turismo de aventura, y los emprendedores locales ya están viendo esa veta como una nueva oportunidad.

Es el caso de Tom y Jane Chater, un matrimonio que acaba de lanzar una empresa que ofrece viajes y recorridos en helicóptero. 

Los Chater esperan atraer a unas 60.000 personas al año que llegan a las Malvinas en cruceros, ofreciéndoles la oportunidad de explorar las islas desde 1.800 pies de altura en su Robinson R44 de cuatro plazas.

'Ha sido una época muy ocupada y emocionante para nosotros', dijo Tom Chater, de 43 años. 'Es algo en lo que hemos pensado durante mucho tiempo', agregó Jane, de 46. 'Es un acto de fe, pero estamos ansiosos por ver cómo funciona'.