Un pañuelo rojo de lunares blancos adorna la cabeza de una joven mujer, quien con su penetrante mirada levanta la manga de su camisa mostrando su brazo como símbolo de fuerza. Así es la icónica Rosie the Riveter (Rosie, la remachadora), la inspiración de un cartel diseñado en la II Guerra Mundial en pleno auge del machismo, que hoy es un símbolo de movimientos feministas.
La imagen fue creada para una empresa por J. Howard Miller, en ella retrata a Naomi Parker, una trabajadora de la época en una fábrica de ensamblaje de piezas de aviones. Esta ilustración fue rescatada en los años 80 para identificar a grupos feministas que luchaban por la reivindicación del género.
A un segundo plano están pasando las campañas sexistas donde se utiliza la imagen de la mujer para atrapar al público y despertar interés en un producto o servicio. El femvertising está revolucionando la industria publicitaria a la que la sociedad está acostumbrada. Es una propuesta que no solo supera los paradigmas, sino que incorpora elementos del empoderamiento de las mujeres.
La palabra femvertising proviene de la unión de los términos en inglés feminism y advertising, que traduce al español publicidad feminista.
La publicidad ha limitado a las mujeres por los roles de género impuestos por la misma sociedad, sin embargo, algunas grandes empresas han apostado al femvertising como una forma efectiva para llegar a su nicho de mercado.