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La protección sagrada que conserva sus memorias las enaltece como dadoras de vida y guardianas de los valores culturales. Tejer historia con la tradición de sus ancestros es construir territorio. Bajo este concepto perciben su cultura las mujeres indígenas colombianas, templos de una lucha vigente por su reconocimiento y la reivindicación de sus derechos.

Educación, acceso a la salud y a la justicia, planificación y violencia de género, son asuntos que están bajo la lupa de muchas lideresas de las comunidades indígenas del Caribe colombiano. Casi al unísono manifiestan que en las zonas rurales donde habitan la esperanza llega 'por temporadas', casi siempre en días electorales.

Desde 1983, el 5 de septiembre se conmemora el Día de la Mujer Indígena. De acuerdo con el Ministerio de Cultura, la fecha se remonta al Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en el que se realizó un homenaje a una mujer valiente que luchó contra la opresión de los conquistadores. Su nombre, Bartolina Sisa, asesinada el 5 de septiembre de 1782. Este domingo se le rinde tributo a ella y todas las valientes que en su cosmogonía y territorios no negocian su dignidad.

El Caribe colombiano es territorio de 10 pueblos indígenas. Cinco mujeres de las comunidades Mokaná, Zenú, Embera, Arhuaca y Wayuu hablaron con EL HERALDO para dar a conocer cuáles son las principales problemáticas a las que están expuestas.

Sobre el análisis y estudio de esas amenazas a las que se enfrentan, Carlos Baena, viceministro del Interior, recordó que en 2020 la Mesa Permanente de Concertación acordó con el Gobierno presentar un Decreto con el que nació la Comisión Nacional de Mujeres Indígenas. 'Ese es un gran logro porque no había el espacio político para que se diera esa interacción y que hubiera una especialidad en el estudio de los temas'.

Añadió que desde Mininterior se viene trabajando desde un enfoque diferencial en temas de protección, y que este proyecto se ha conjugado con la Dirección de Derechos Humanos. Baena indicó que, así como se ha apostado por el sistema de salud propio de los pueblos, también se siguen abriendo otros espacios para velar por la protección de las mujeres, por su educación, y además por la financiación de los proyectos productivos de las comunidades indígenas.