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Cada mes el cuerpo de la mujer sufre una serie de cambios que la prepara para un posible embarazo. Este proceso se conoce como ciclo menstrual, el cual puede ocurrir cada 21 a 35 días.

La llegada de la pubertad significa experimentar por primera vez este período que suele aparecer entre los 12 y 14 años, momento en el que la sangre y el tejido que cubre el útero salen del cuerpo a través de la vagina.

A lo largo de los años, nombrar este ciclo y lo que conlleva muchas veces representa una conducta inmoral o inaceptable. En la antigüedad, el médico austriaco Sigmund Freud indicó que el tabú surge a partir de nuestro miedo a la sangre, mientras que otros filósofos argumentaron que el comportamiento nace de la percepción que tenían los primeros humanos de la sangre como algo sucio.

Además de esta creencia, también se popularizó en épocas antiguas el poderoso vínculo de la mujer con la naturaleza y su conexión estrecha con la Luna.

Y es que las fases del astro coinciden con las fases del ciclo menstrual, pues la Luna tarda alrededor de 28 días en dar una vuelta completa a la Tierra, mismo tiempo que la mujer espera para menstruar.

Nuestros antepasados solo podían marcar el tiempo mediante la observación de las fases lunares, y por ello determinaron que el ritmo natural de toda mujer era menstruar bajo la luna nueva y ovular bajo luna llena, por lo que el ciclo transita por las diferentes energías lunares (creciente, llena, menguante y oscura).