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Un panorama poco alentador se postró delante de ella cuando el desempleo tocó su puerta. Mientras más cerca creía que estaría el fin del confinamiento, más se extendía.

Como muchos, María José Rosado nunca imaginó que viviría una pandemia, pero era imposible huir de esa realidad. Solo le quedaban dos opciones, quedarse cruzada de brazos o buscar alternativas para sostenerse.

Rosado, oriunda de Medellín y barranquillera de corazón, es fisioterapeuta de profesión y madre de dos hijas, de 10 y 21 años. Con ellas pasó toda la cuarentena en casa en compañía de su madre, una señora de edad avanzada.

Hasta el pasado mes de marzo trabajó con la Secretaría de Salud Departamental, pero justo cuando se decretó la pandemia, su contrato no fue renovado y pasó a ser parte de la población de mujeres desempleadas en el país durante la crisis de la Covid-19.