Ni Kamala Harris ni Donald Trump tienen el voto ganado. No hay candidato seguro en estas inciertas elecciones por la presidencia de Estados Unidos que se realizarán en dos días, pues la carrera por la Casa Blanca ha sido ardua, polémica, ha estado plagada de noticias falsas y bajo la sombra de las guerras activas en varios frentes en los que Estados Unidos tiene lazos sensibles.
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La media de las 19 últimas encuestas a nivel nacional recopiladas por la web 270towin.com coloca a Harris con una ventaja del 1,1 % sobre Trump: la vicepresidenta tendría un 48,3 % frente al 47,2 % de su rival, dentro del margen de error de los sondeos.
Así las cosas, los votantes deberán defi nir qué color apoyar –rojo o azul–, cada uno con sus matices en temas delicados para los ciudadanos, pero sobre todo bajo la premisa de que, aunque muchos todavía no están convencidos de las propuestas de los candidatos, en su decisión debe primar el interés del grueso de los estadounidenses, que vienen de alternar una administración republicana por una demócrata y, más allá del partido, todavía no ven luces en que se resuelvan sus preocupaciones en materia de salud, inmigración, economía y política internacional.
La economía, por ejemplo, es uno de los dolores de cabeza en el país, pues quien llegue al despacho Oval deberá pensar en estrategias para reducir la inflación y la abultada deuda nacional.
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Mientras Harris planea prohibir los precios abusivos en el país, Trump promete reducir los precios de la gasolina, los comestibles y otros artículos.
No obstante, según indicó el Comité por un Presupuesto Federal Responsable, el plan de Harris incrementaría la deuda en 3,5 billones de dólares durante la próxima década, mientras que el de Trump la aumentaría en 7,5.
Así mismo, en el área de la salud, Harris quiere ampliar las subvenciones de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible –conocida como “Obamacare”–, que ayuda a las personas de bajos y medianos ingresos a conseguir cobertura médica.
Harris propone que el programa de salud para mayores Medicare cubra los gastos de los cuidadores en el domicilio, así como ampliar el límite de 35 dólares para los gastos en insulina más allá de los clientes de este plan.
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Por su parte, Trump no ha dado detalles sobre su programa de sanidad (al ser preguntado por ello en el debate presidencial, dijo tener “un concepto de plan” que aún no ha desarrollado).
Guerra en Gaza
De igual forma, la crisis en la Franja de Gaza es otro tema que no termina de decantar el voto en Estados Unidos, tanto la posición de la demócrata como la del republicano ponen a tambalear la balanza y no permiten avizorar una victoria aplastante de ninguno. Tanto así que figuras como la activista sueca Greta Thunberg han asegurado que si bien Trump es “mucho más peligroso”, tanto él como Harris tienen “sangre en las manos”.
En ese sentido, instó a los estadounidenses a no olvidar que con Harris como vicepresidenta, la administración estadounidense actual es cómplice del “genocidio en Palestina”.
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“No es en modo alguno feminista, progresista o humanitario bombardear a niños y civiles inocentes; es lo contrario, aún cuando una mujer esté a cargo”, criticó Thunberg.
Auge de la desinformación
Otro factor importante que ha afectado la indecisión a nivel nacional tiene que ver con la desinformación en torno a las campañas de ambos candidatos, mucho más después de los comicios de 2016 —en los que se demostró la existencia de una campaña de operación rusa en favor de Trump— y los de 2020 fueran objeto de falsedades y campañas de manipulación.
Por un lado, la campaña de Kamala Harris ha sido blanco de desinformaciones y conspiraciones desde el inicio de su candidatura, con mensajes que le imputan falsas promesas electorales, cuestionan su identidad racial o buscan vincularla con controvertidas figuras como Jeffrey Epstein o Sean ‘Diddy’ Combs.
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Estas narrativas, que los republicanos han amplifi cado a lo largo de estos meses, han circulado en distintos idiomas, replicándose también en español, según constata el trabajo de Election Exchange, una coalición de verifi cadores de varios países creada con motivo de las elecciones del próximo 5 de noviembre.
Poco después de que Joe Biden la eligiera como su sucesora en la carrera a la Casa Blanca, circuló un vídeo de Harris que se había manipulado para que pareciese que hablaba de forma incoherente, una estrategia que los desinformadores han usado en otros comicios.
Su elección como candidata se tradujo en una rápida subida en las encuestas a expensas de Trump, quien pronto usó la desinformación contra su nueva rival. En una reunión anual con periodistas negros, Trump aseguró falsamente que Kamala Harris no se identificaba como mujer negra “hasta hace unos años”, lo que generó un sonado debate en redes sociales sobre la identidad racial de la demócrata.
Asimismo, movimientos conspiracionistas han aprovechado el caso de Sean ‘Diddy’ Combs, a quien se le imputan cargos de crimen organizado, tráfi co sexual y trata de personas y quien enfrenta diversas denuncias de abuso, para desinformar sobre Harris.
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Asimismo, Elon Musk, quien hace campaña por Trump, compartió sin prueba alguna una imagen en la que se afirmaba que los famosos que apoyaban la candidatura de Harris estaban implicados tanto en los crímenes presuntamente cometidos por ‘Diddy’ como en el caso de Jeff rey Epstein, como sucedió de manera parecida contra la campaña de Hillary Clinton en 2016.
Por el otro lado, Trump tampoco se ha salvado de ser blanco de información falsa. En la red social X, por ejemplo, ha venido circulando una imagen acompañada del texto: “Mostrar a Trump cómo se ve sin las capas de maquillaje y el pelo postizo que se aplica para ocultar su edad”. En ella se ve al republicano canoso y con la piel envejecida para mostrarlo como una persona demasiado mayor para ejercer la presidencia de Estados Unidos.
Sin embargo, es una imagen manipulada que ha contribuido a presentar un perfi l del candidato que no corresponde a la realidad. De igual forma ha pasado con la entrevista que Trump dio recientemente a la cadena FOX, pues en redes sociales se difundieron múltiples contenidos en distintos idiomas que aseguraban falsamente que el republicano tuvo que sentarse sobre una toalla para evitar manchar el sillón en caso de un accidente por incontinencia.
De manera mucho más perturbadora ha sucedido con los dos intentos de asesinato que ha vivido el candidato, en los que se ha difundido información que alimenta las sospechas de que estos episodios en realidad fueran una farsa fabricada por los republicanos para ganar votos.
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Libertad de prensa
La libertad de prensa también se juega su futuro en las próximas elecciones presidenciales, tras una campaña en la que dueños de medios han tomado decisiones inéditas que también han agitado la campaña y contribuido a la indecisión que ronda el país. Tal es el caso del Washington Post luego de que Jeff Bezos decidiera no apoyar a Kamala Harris en la contienda.
La presión sale a relucir puesto que Trump ha atacado sin descanso a los medios de comunicación justo cuando sufren una crisis por la caída del negocio.
Tanto el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, siglas en inglés), como la sección estadounidense de Reporteros Sin Fronteras (RSF) coinciden en la importancia que puede tener para el futuro inmediato de la prensa la línea política del próximo Gobierno estadounidense, y coinciden en que las perspectivas son más preocupantes en el caso de una victoria de Trump.
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Biden llamó basura a votantes de Trump
El martes el presidente Joe Biden, durante una entrevista con CNN, llamó “basura” a los seguidores de Trump en respuesta al comentario xenófobo de un comediante en un mitin, lo que desató una ola de indignación y que la misma Harris tuviera que salir a desmarcarse de las palabras del mandatario, que la Casa Blanca intentó matizar en una transcripción, que será investigada según líderes republicanos.
“Es una isla de basura flotante”
El anterior domingo, previo al discurso de Trump en el Madison Square Garden, el comediante Tony Hinchcli e dijo: “literalmente hay una isla fl otante de basura en medio del océano en este momento, creo que se llama Puerto Rico”, comentario que enfureció a la comunidad puertorriqueña.
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La campaña de Trump salió al paso para desmarcarse de lo dicho y señaló que estas palabras no representan a Trump, pero el daño ya estaba hecho.