Este martes pasará a la historia por ser el día en el que Estados Unidos eligió a su presidente número 50. Entre Kamala Harris y Donald Trump, enfrentados desde hace semanas en una contienda de millones de dólares, se definirá el próximo mandatario, pero a la Casa Blanca no necesariamente llegará el que más votos populares sume.
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Casi tan importante como la selección del próximo presidente serán los votos para definir a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y 34 de los 100 senadores que componen el Congreso. Ellos también serán elegidos este martes durante los comicios, cuyo mayor atractivo en las últimas semanas ha estado en saber lo que ocurrirá en los Estados Indecisos.
Pero, ¿por qué el presidente de Estados Unidos, a diferencia de otros países, no necesariamente es la persona más votada popularmente? La razón es que en el país norteamericano existe el Colegio Electoral.
El Colegio Electoral
El modelo norteamericano es uno de elección indirecta, donde el voto popular permite tener un balance sobre quién es el candidato preferido de la población, pero que no por esta razón debe tomar las riendas del país.
En ese sentido, quien sí elige al mandatario es el Colegio Electoral, un conglomerado de 538 personas que se dividen según cada uno de los 50 estados.
La medida es la cantidad de población residente en cada uno de los estados norteamericanos, de acuerdo con un censo llevado a cabo antes de las elecciones.
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Los del Colegio Electoral se definen como votos electorales. Cada estado recibe una cantidad acorde en proporción con el tamaño de su población.
Por ejemplo, California —el estado más poblado de Estados Unidos—, recibe 54, mientras que las zonas más pequeñas, (Alaska, Dakota del Norte y Wyoming) reciben tres.
Por lo general, el voto popular suele ser el indicador utilizado por los miembros del Colegio Electoral en cada estado para elegir. Sin embargo, al no ser una obligación, puede haber excepciones.
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Por otra parte, en los votos de cada estado no hay lugar a empates. Esto quiere decir que el candidato que haya logrado el 50,1 % se lleva todo. Por ejemplo, en el caso de California (54 votos), no importa si un candidato u otro tuviera una victoria aplastante (50 contra 4) o una reñida (28 contra 26) sobre su rival: el ganador toma todos los sufragios.
Estados ‘definidos’
Tanto Donald Trump como Kamala Harris decidieron intensificar su presencia en los llamados ‘Estados Indecisos’ o visagras, (también denominados swing states), donde los pobladores no se mostraron convencidos a tomar una posición u otra entre los contendientes.
Siendo 270 el número mágico, los estados indecisos juegan un rol clave, pues en las decisiones que aquí se tomen dependerá la suerte de toda la nación, toda vez que hay unas zonas del país históricamente abalanzadas hacia uno de los dos bandos.
En ese sentido, ¿qué estados ya estarían definidos?
Se considera que los demócratas tienen ganado California, Nueva York, Nueva Jersey, Illinois, Hawái, Oregón, Washington, Minnesota, Colorado, Nuevo México, Massachusetts, Virginia, Maryland, Delaware, Rhode Island, Connecticut, el Distrito de Columbia, Nuevo Hampshire, Vermont y Maine.
Para los republicanos están Texas, Florida, Ohio, Tennessee, Kentucky, Indiana, Carolina del Sur, Missouri, Kansas, Louisiana, Alabama, las Dakotas, Wyoming, Idaho, Iowa, Arkansas, Alaska, Oklahoma, Misisipí, Utah, Virginia Occidental, Montana, Nebraska y el segundo distrito de Maine.
De confirmarse, los demócratas partirían con 225 compromisarios y los republicanos con 219.
Estados ‘indecisos’
Se conoce así a los que existen como consecuencia de la volatilidad característica de la política y los diferentes fenómenos que golpean a la sociedad. Para Ana Isabel Palacio, exministra de Asuntos Exteriores de España, el proteccionismo es clave para comprenderlo en el contexto específico de esta contienda. “Antes el mundo pensaba que a la paz se llegaba por la prosperidad y a la prosperidad por el intercambio, pero eso se acabó. Hoy la gente busca el paradigma de la seguridad, y de ahí, la necesidad de protección. Trump hace gala de romper, de choquear, pero Harris alude a proteger el continuismo de su modelo político, otra forma de asegurar”, dice.
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De este modo, es claro que ambos contendientes ofrecen panoramas diferentes sobre qué significa el estar seguros en un mundo constantemente amenazado por conflictos internacionales, o bien, ante las embestidas del cambio climático. Y así respectivamente en cada una de las diferentes aristas de la gobernanza.
Los estados clave, en ese contexto, son ‘seguros de vida’ de ambos partidos, pero que no necesariamente garantizan fidelidad. Por ejemplo: Pensilvania, Míchigan y Wisconsin solían ser vistos como ‘el muro azul’ (demócratas), pero estos estuvieron del lado de Donald Trump en 2016, y aunque volvieron a sus toldas con Joe Biden en 2020, este martes su decidir es impredecible.
De los tres, Pensilvania es la joya de la corona. Reparte 19 votos electorales y se considera que el partido que se la lleve tendrá el camino allanado a la Casa Blanca. Míchigan otorga 15 y Wisconsin 10.
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La contraparte de estos era el ‘Muro Rojo’ conformado por Georgia y Arizona (16 y 11 votos, respectivamente) que históricamente fueron republicanos, pero que en 2020 se pusieron del lado de Joe Biden, dándole un descalabro al deseo de renovación presidencial a Trump en su día. Los otros estados bisagra son Carolina Del Norte —históricamente volátil— con 16 compromisarios; Nevada con 6; y Nebraska, que da cinco.
Cada uno de estos estados, bajo la perspectiva de Ramón Perez, del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria de México, puede ver condicionadas sus opiniones ante las opiniones relacionadas con qué hacer con los migrantes, las guerras y las propuestas en materia económica. “Es probable que lo ocurrido con Puerto Rico, ante las opiniones del comediante, sea clave”.
Cara a cara
Por un lado, Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos y figura polarizadora en la política contemporánea, ha sido un actor clave en el panorama estadounidense desde que asumió la presidencia en 2017.
Nació en 1946 en Queens, Nueva York, y proviene de una familia de empresarios inmobiliarios. Graduado de la Universidad de Pensilvania, Trump consolidó su fortuna a través de la expansión de su empresa, The Trump Organization, y logró posicionarse como un personaje mediático con su programa de telerrealidad The Apprentice.
Su incursión en la política, a pesar de la falta de experiencia previa en cargos públicos, se centró en una retórica nacionalista y populista que apelaba a sectores insatisfechos con el “establishment” político tradicional.
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Del otro lado aparece una Kamala Harris que, como actual vicepresidenta de los Estados Unidos, es no solo la primera mujer, sino también la única afroamericana y primera persona de ascendencia asiática en ocupar este cargo.
Nació en Oakland, California, en 1964, y es hija de inmigrantes de India y Jamaica. Se graduó de la Universidad de Howard y de la Facultad de Derecho de la Universidad de California, Hastings.
Desde sus inicios en el ámbito legal como fiscal de distrito en San Francisco hasta llegar a la vicepresidencia, labró una carrera en la que destaca por su enfoque en la reforma de la justicia penal y la equidad social.
¿Qué ocurre si hay un empate en los comicios presidenciales?
En el sistema electoral, el presidente se elige mediante el Colegio Electoral, que distribuye 538 votos entre los estados y el Distrito de Columbia. Para ganar la presidencia, un candidato necesita obtener al menos 270 votos electorales. Sin embargo, si ambos candidatos logran solo 269 votos, se produce un empate, lo que desencadena un procedimiento de desempate en el Congreso de Estados Unidos.
Este procedimiento rara vez se activa, pero está claramente definido en la Constitución y asigna roles específicos a la Cámara de Representantes y el Senado. La composición de las delegaciones estatales en la Cámara es determinante en un escenario de empate.
Si la mayoría de las delegaciones estatales están controladas por un partido en particular, es probable que ese partido logre elegir a su candidato como presidente. Sin embargo, en estados donde las delegaciones están divididas entre demócratas y republicanos, la votación podría complicarse y requerir negociaciones para decidir el voto del estado.
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En cuanto a la vicepresidencia, el Senado tiene la responsabilidad de elegir al vicepresidente en caso de empate. Cada senador tiene un voto, y el candidato a la vicepresidencia que obtenga al menos 51 votos gana el cargo.
Si el Senado también está dividido, el vicepresidente en funciones, quien actúa como presidente del Senado, tiene la autoridad de emitir el voto decisivo, lo que añade una capa de complejidad al proceso. Este procedimiento podría dar lugar a una situación en la que el presidente y el vicepresidente provengan de partidos opuestos, lo cual no ocurre desde hace décadas.