Dominique Pelicot un ciudadano francés que se hizo conocido a nivel mundial por drogar presuntamente a su esposa Giséle Pelicot para violarla y que otros hombre abusaran sexualmente de ella, reconoció este martes, 19 de noviembre, ante una Corte que efectivamente cometió los delitos de los que se le acusan.
La víctima, de 71 años, habría sido abusada a través de este método, sedación con ansiolíticos, durante muchos años y por decenas de desconocidos; el agresor admitió ante una corte del sur de Francia que era su “fantasía”.
“Debo admitir que someter a una mujer insumisa era mi fantasía, por puro egoísmo, sin hacerla sufrir”, dijo Dominique.
Las violaciones cometidas contra la mujer ocurrieron entre julio de 2011 y octubre de 2020. Por este caso fueron juzgados, durante dos meses, 51 acusados, incluyendo a Dominique.
Para el juicio de todos estos sujetos fueron clave los videos que el mismo Dominique grabó para identificarlos. Los abusadores tienen entre 26 y 74 años de edad, y los hechos ocurrieron en una vivienda de Mazan, al sur de Francia.
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Respecto al juicio de su exesposo, Giséle dijo: “Para mí este juicio será el juicio de la cobardía (…) Desde que comenzó escuché muchas cosas. Vi desfilar ante el tribunal a personas que, en su mayoría, niegan la violación y me resulta difícil enfrentar esta banalidad”.
Tanto Dominique como los otros 50 hombres podrían recibir una condena de hasta 20 años de prisión. Pelicot indicó que cometió estos actos aberrantes “a través de personas que aceptaron voluntariamente lo que proponía”, y que el reclutamiento lo hizo a través de internet.
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En cuanto a las acusaciones de su hija Carolina Pelicot, el hombre negó cualquier acto sexual contra ella. Sin embargo, difundió en redes sociales fotos de su hija desnuda y aparentemente dormida.
“Carolina, nunca te he hecho nada”, le dijo Dominique a su hija, a lo que ella respondió: “¡Mientes, no tienes el valor de decir la verdad! ¡Ni siquiera sobre tu exmujer!”.
Pelicot, que ha confesado todos los actos cometidos contra su ahora exesposa, aprovechó su declaración para dirigirle unas últimas palabras a Gisèle y sus hijos. “Nunca debí hacer esto, voy a morir como un perro”, añadió en el juicio.
