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En un conflicto que ya supera los dos años, la guerra entre Rusia y Ucrania sigue escalando, dejando tras de sí una huella de destrucción, desplazamiento masivo y un entorno geopolítico cada vez más fragmentado.

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En 2024, los eventos en el campo de batalla, los movimientos diplomáticos y las dinámicas internacionales marcaron un periodo sin muchos giros que parece distanciar cualquier solución pacífica al conflicto y, en cambio, dejar en segundo plano una guerra a la sombra de las tensiones en Medio Oriente, que acaparan la atención internacional.

Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 6,5 millones de personas han huido de Ucrania desde febrero de 2022. Familias enteras, cargando apenas lo esencial, cruzaron hacia países vecinos, donde los esfuerzos para acoger a los refugiados han enfrentado límites logísticos y políticos.

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Los retos persisten: el acceso al empleo y la integración social siguen siendo difíciles para miles de familias, mientras que la escasez de recursos financieros amenaza con debilitar los programas de asistencia a largo plazo, según señala un reciente informe de ACNUR.

La crisis humanitaria se ha intensificado este año con la prolongación de las hostilidades. Organismos internacionales han intentado facilitar reasentamientos en regiones fuera de Europa, pero la falta de recursos y los retos sociales han complicado los avances.

Dinámica del conflicto

Este conflicto ha tenido varios puntos de inflexión desde que inició, pero quizá el más significativo ocurrió este año con la invasión rusa en la región de Kursk, un evento que, según Rubén Sánchez, experto en política internacional, marcó un cambio en la estrategia de Moscú.

“No solamente se pisó suelo ruso, sino que se confirmó la escalada del conflicto hacia dimensiones insólitas. Esto ha llevado a Rusia a replantear su estrategia militar y reforzar su narrativa de seguridad”, explicó Sánchez.

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Además, la elección de Donald Trump en Estados Unidos agregó nuevas tensiones al conflicto. Danny Ramírez, experto en relaciones internacionales, sostuvo: “Esto ha obligado a ambos bandos a pensar en nuevos movimientos estratégicos para tratar de resolver o avanzar o de fortalecerse” ante la llegada de un panorama geopolítico incierto.

Agencia EFE, EL HERALDO

Mientras los combates continúan en ciudades clave como Kiev y Járkiv, Ucrania ha mostrado resistencia, logrando avances en ciertas zonas estratégicas. Sin embargo, esta resiliencia ha tenido un alto costo humano y logístico, enfrentando una economía debilitada y una dependencia crítica del apoyo internacional.

¿Quién podría ceder primero?

Una de las grandes preguntas en este conflicto es cuál de las partes estaría dispuesta a realizar concesiones que permitan allanar el camino hacia la paz. De acuerdo con el análisis de Sánchez, “Rusia podría mostrarse abierta a ciertas negociaciones si las garantías de seguridad, como la desmilitarización de Ucrania y su exclusión de la OTAN, se materializan”.

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Por otro lado, Jesús Agreda, también experto en relaciones internacionales, considera que Ucrania enfrenta una presión distinta: con la economía en jaque y una dependencia enorme del apoyo occidental, podría llegar un momento en el que Ucrania deba decidir entre continuar el conflicto o aceptar concesiones menores.

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A pesar de estas variables, algunos analistas coinciden en que la postura de las potencias externas, como Estados Unidos y la Unión Europea, podría ser decisiva. Si los aliados de Ucrania limitan el apoyo militar y financiero, esto podría inclinar la balanza hacia una negociación.

“Ucrania es mucho más dependiente del apoyo de aliados extranjeros para poder mantenerse en esta guerra. (...) Por ello podría estar más presionada por comenzar una negociación y aceptar la pérdida de ciertos territorios”, precisó Agreda.

La paz, cada vez más distante

A nivel diplomático, las posturas de Rusia y Ucrania parecen irreconciliables. Mientras Ucrania insiste en la retirada total de las tropas rusas y la devolución de los territorios ocupados, Rusia demanda garantías de seguridad que incluyan la desmilitarización de Ucrania y su exclusión de la OTAN.

“Lo que pide Rusia no es descabellado. Su mayor preocupación siempre ha sido evitar la expansión de la OTAN hacia sus fronteras”, señaló Sánchez.

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Los esfuerzos de mediación internacional han sido limitados. En 2024, aunque han existido encuentros bilaterales y reuniones de alto nivel entre asesores internacionales, no se han logrado avances significativos. Respecto a esto, Ramírez señaló que la resistencia de Ucrania a ciertos compromisos, como la posposición de su ingreso a la OTAN, ha sido un punto clave de desacuerdo.

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El futuro es incierto

De cara a 2025, los analistas consideran dos escenarios posibles: una resolución negociada o una escalada devastadora. Ramírez advirtió: “Si no hay un cambio en las estrategias diplomáticas, podríamos estar al borde de una intervención nuclear limitada por parte de Rusia”. Aunque este escenario es extremo, las tensiones actuales lo hacen plausible.

Otros expertos plantean un posible armisticio, similar al de Corea, que permita una pausa en el conflicto sin resolver del todo las diferencias fundamentales. Sin embargo, esto requeriría concesiones mutuas que hoy parecen inalcanzables.

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A medida que el conflicto entra en un tercer año, el mundo observa con incertidumbre cómo se desarrollará una guerra que no solo afecta a Ucrania y Rusia, sino que redefine las dinámicas de poder global en un entorno cada vez más polarizado.

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¿Se aproxima otra guerra fría?

El conflicto, ahora de alcance global, trasciende a Ucrania, Rusia, la OTAN y Europa, afectando a todo el mundo. “Hemos vuelto a una guerra fría con connotaciones muy distintas a 1946, con dos bloques tremendamente fuertes en lo militar y económico”, señala Sánchez.

Los rostros de la guerra:

Mercenarios colombianos, víctimas colaterales del conflicto

Álvaro Antonio Álvarez Ariza

Falleció en un ataque con misil en febrero de 2024 mientras estaba en un búnker en Ucrania. Se alistó motivado por el dinero, buscando ayudar a su familia, pese a sus súplicas para que no viajara. Mantenía contacto, ocultando los riesgos hasta su trágico final.

SuministradaMercenario colombiano muerto en Ucrania.

Robin Dario Nerio Sánchez

Humilde y lleno de aspiraciones, viajó para ofrecer un futuro mejor a su familia. Falleció en febrero de 2024. Su esposa advierte sobre los peligros de luchar en una guerra ajena. Su cuerpo no ha sido repatriado por falta de apoyo y trámites de ADN.

SuministradaMercenario colombiano muerto en Ucrania.

Wilmer Martínez Vásquez

Tras trabajar en Dubái, se unió al conflicto en Ucrania buscando oportunidades económicas. Planeaba regresar para emprender un negocio en Colombia. Falleció en febrero de 2024, dejando sueños inconclusos. Su familia vive con el dolor de su pérdida.

SuministradaMercenario colombiano muerto en Ucrania.

William Gamboa Vergel

Hombre dedicado y solidario, viajó a Ucrania para ganar dinero y cumplir sueños familiares. Ocultó los riesgos y prometió regresar pronto. Falleció en febrero de 2024. Su muerte devastó a su familia, que lo recuerda como un ser generoso y protector.

SuministradaMercenario colombiano muerto en Ucrania.