En Japón, un preocupante fenómeno ha emergido en las cárceles del país, donde un número creciente de adultos mayores comete delitos menores con el objetivo de ser recluidos. Esta problemática social es impulsada por la soledad y la pobreza que enfrenta esta población. Según un artículo publicado por CNN, la falta de apoyo familiar y los escasos recursos económicos han llevado a muchos ancianos a buscar refugio tras las rejas.
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Fumio Kishida, exprimer ministro de Japón, destacó que el país está experimentando una histórica disminución en la tasa de natalidad, con menos de 800 mil nacimientos en un año, según la BBC. Esta situación se agrava por el aumento en la esperanza de vida, lo que ha llevado a un incremento en el número de adultos mayores sin medios para subsistir. La Agencia Nacional de Policía reportó un aumento del 450% en delitos cometidos por personas mayores en los últimos 60 años, destacando la búsqueda de asistencia social gratuita y un lugar donde vivir como las principales motivaciones.
Los pequeños robos de comida, que pueden acarrear hasta dos años de prisión, se han convertido en una vía para los ancianos que prefieren la compañía y los cuidados que ofrece el sistema penitenciario. En las cárceles, reciben alimentación, atención médica y un entorno social que contrasta con la soledad que enfrentan fuera. La soledad en la vejez no solo afecta la salud física, sino que también incrementa la ansiedad y la depresión.
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En Tochigi, la situación de las mujeres mayores recluidas ha reflejado esta crisis social. Sin embargo, la reincidencia en delitos menores es común, ya que al salir de prisión, muchos no encuentran garantías para una vida digna. Ante esta realidad, entidades gubernamentales han comenzado a implementar programas de apoyo para promover la independencia económica y el fortalecimiento de lazos sociales, buscando así brindar una alternativa viable a esta población vulnerable.
