La ciudad de Goma, en la República Democrática del Congo, se encuentra sumida en el caos tras la fuga de más de 3,000 presos de la cárcel central, en medio de una nueva ofensiva del grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23). Según la ministra de Derechos Humanos, Chantal Chambu Mwavita, al menos 163 mujeres han sido violadas y quemadas vivas en este contexto de violencia extrema.
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La situación se ha vuelto insostenible, con reportes de saqueos y ataques a mujeres que intentaban proteger a las víctimas de violencia. Además, el bombardeo del hospital materno de Goma ha resultado en la trágica muerte de mujeres embarazadas y de aquellas que habían dado a luz recientemente. “Es un ataque horroroso que no puede quedar impune”, declaró la ministra Mwavita, resaltando la gravedad de la crisis humanitaria en la región.
La ofensiva del M23 ha dejado un saldo devastador, con casi 3,000 muertos contabilizados por la ONU, en medio de combates entre el Ejército de la RDC y los rebeldes. Goma, situada en la frontera con Ruanda, se ha convertido en el epicentro de una crisis que ha reavivado tensiones históricas en la región. Tanto el gobierno de la RDC como la ONU han acusado a Ruanda de respaldar al M23, un grupo formado principalmente por tutsis que fueron víctimas del genocidio en 1994.
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Por su parte, Ruanda y el M23 han denunciado supuestas colaboraciones entre el Ejército congoleño y las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda, un grupo de exiliados hutus. La reciente escalada de violencia ha llevado a los rebeldes a romper el alto al fuego declarado unilateralmente, intensificando la crisis humanitaria en Goma y sus alrededores. La comunidad internacional observa con creciente preocupación esta tragedia que afecta a miles de civiles en la región.