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Todavía es poco lo que se conoce respecto al trágico accidente aéreo que ocurrió el pasado viernes, 9 de agosto, en el municipio de Vinhedo, estado de São Paulo, en Brasil, en el que 61 personas perdieron la vida tras el desplome de la aeronave en la cual se transportaban, un bimotor ATR-72-500 de fabricación francesa, perteneciente a la aerolínea Voepass. No obstante, en las últimas horas, las autoridades han revelado algunas de las hipótesis que manejan, respecto a lo que habría provocado la caída del avión.

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La aeronave, que cubría la ruta entre Cascavel y São Paulo, se precipitó a tierra a tan solo 80 kilómetros del aeropuerto de Guarulhos, su destino final. A pesar de que el avión se estrelló en una zona residencial, afortunadamente no hubo víctimas en tierra, ya que impactó en los patios traseros de un conjunto habitacional sin dañar edificaciones.

Ahora bien. en cuanto a las posibles causas del accidente, Celso Faria de Souza, un criminalista especializado en accidentes aeronáuticos y director de la Asociación Brasileña de Seguridad de Vuelo (Abravoo), ha planteado dos teorías principales. Tras analizar las imágenes del siniestro, Souza considera que una de ellas tiene un 95% de probabilidad de ser la causa principal del accidente.

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La primera hipótesis sugiere que pudo haberse formado una capa de hielo en las alas de la aeronave. Según Souza, si el sistema de deshielo no funcionó adecuadamente, la acumulación de hielo habría ocasionado una pérdida de sustentación, lo que explicaría el desplome del avión. Este análisis se apoya en las imágenes que muestran la estructura del avión relativamente intacta, lo que refuerza la posibilidad de que el aparato perdió su capacidad de mantenerse en vuelo de manera repentina.

La segunda teoría, aunque menos probable según el experto, es que el avión sufrió un desequilibrio durante el vuelo. Esto podría haber sido causado por un desplazamiento de la carga hacia la parte trasera de la aeronave, lo que habría alterado su centro de gravedad y provocado la pérdida de sustentación.

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El accidente ocurrió cuando el avión volaba a una altitud de aproximadamente 3,500 metros y dejó de responder a las llamadas del Centro de Control de Aproximación de São Paulo a las 13:20 horas, según los datos proporcionados por el sitio especializado Flightradar. Un minuto después, la aeronave desapareció del radar y, en cuestión de segundos, se desplomó.

En una rueda de prensa celebrada en Brasilia, Luiz Ricardo de Souza, director de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC), advirtió que aún es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas sobre las causas del accidente. Aunque reconoció que la formación de hielo en las alas es una de las hipótesis más fuertes, aseguró que el avión estaba certificado para volar en condiciones atmosféricas que pudieran propiciar la formación de hielo, y que contaba con dispositivos diseñados para evitar este tipo de acumulaciones.

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El avión accidentado, fabricado en 2010, operaba en Brasil desde 2022 y cumplía con todas las normativas de aeronavegabilidad, según confirmó el director de ANAC. De Souza también informó que el piloto no reportó ninguna emergencia a las torres de control antes del accidente, lo que añade un elemento de incertidumbre a la investigación.

Las cajas negras de la aeronave, que ya han sido recuperadas, son ahora el foco de las investigaciones. Se espera que los datos que contienen puedan arrojar luz sobre lo sucedido en los momentos previos al accidente. Por el momento, la comunidad aeronáutica y las autoridades brasileñas se mantienen a la espera de más información para poder determinar con mayor precisión las causas de esta tragedia.

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El brigadier general Marcelo Moreno, director del Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aéreos (Cenipa) de la Fuerza Aérea Brasileña, hizo eco de las declaraciones de De Souza, señalando que cualquier afirmación sobre las causas del accidente es prematura y que todas las hipótesis deben ser examinadas con detenimiento antes de llegar a una conclusión definitiva.