Miles de animales muertos, cultivos arruinados y cientos de poblaciones afectadas por el desabastecimiento de agua preocupan a las autoridades ambientales del país.
La sequía, que comenzó en diciembre pasado con temperaturas que oscilaban entre los 40 y los 45 grados centígrados, ha sido atribuida por las autoridades al cambio climático, a la deforestación y a la actividad extensiva de industrias agrícolas y petroleras, entre otras razones.
La ministra colombiana de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luz Helena Sarmiento, reconoció este viernes la gravedad de la situación que afecta un área de entre 250.000 y 300.000 hectáreas.
La situación más crítica se registra en los municipios de Paz de Ariporo, Hato Corozal y Trinidad, en Casanare, de acuerdo a lo dicho por las autoridades.
El alcalde de Paz de Ariporo, Edgar Bejarano, dijo que en los dos últimos meses han muerto alrededor de 3.000 reses y unos 20.000 chigüiros, roedores herbívoros típicos de los humedales suramericanos.
Ante la gravedad de la situación, la Gobernación de Casanare estudia la posibilidad de decretar la emergencia ambiental que le permitiría destinar más recursos para enfrentar la crisis, adecuando reservorios de agua como lagunas, esteros y humedales.