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La muerte de una joven de 25 años, en el sector de Bosa, por disparos al aire y otra más herida durante la celebración del triunfo de Colombia frente a Uruguay, son una muestra de los hechos violentos que tienen en aprieto a las autoridades capitalinas.

El alcalde Gustavo Petro ‘trinó’ poco después del partido de ayer: 'Disparos al aire en Bosa provocan víctimas. Una joven de 25 años muere y otra está herida en hospital'.

La muchas veces ejemplar capital del país ha sufrido durante el Mundial de Brasil 2014. En la primera jornada futbolística 10 personas fueron asesinadas. Esta cantidad es más del doble de los homicidios que se registran un sábado en Bogotá.

En efecto, según cifras entregadas a EL HERALDO por el Centro de Estudios y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana, Ceacsc, el promedio de muertes violentas de la ciudad un sábado es de cuatro. De hecho, el sábado 7 de junio, un fin de semana antes del partido de Colombia contra Grecia, de acuerdo al Ceacsc en la capital se perpetraron tres asesinatos.

El mismo día de la contienda contra los griegos hubo en la ciudad 1.522 riñas, 449 casos de lesiones personales, 1.396 accidentes de tránsito con heridos y 321 alteraciones del orden público. Estos números se redujeron ostensiblemente, ya con Ley Seca a bordo, en los encuentros que siguieron. Contra Costa de Marfil hubo un muerto y 911 riñas y contra Japón no se registraron homicidios y se presentaron 535 peleas.

En la región Caribe, entre tanto, no hubo muertes violentas ni hechos de orden público que lamentar durante los partidos mundialistas. Para el sociólogo Guillermo Mejía esto se debe a que 'la costa Caribe tiene toda una tradición de festividades multitudinarias y toda esa experiencia social acumulada también representa un tipo de comportamiento que se va transmitiendo de una generación a otra y que hace parte de la cultura del lugar'; pero en Bogotá 'hay una situación muy diferente, porque los grupos humanos no han tenido como parte de su ser social esa experiencia y a veces se ven abocados a aspectos que muchas veces desdicen de lo que podría ser una conducta adecuada con el hecho social celebrado'.

Mejía dice que 'el Caribe, en su encuentro con su cultura amplia y abierta, no se ofende con la mofa, la burla, el reírse del otro; sin hacer con esto una apología de lo grosero, sino una reseña de la experiencia social como algo que repercute en el comportamiento'.

Ley Seca, ¿de vida o muerte?. El presidente de la Asociación de Bares de Colombia, Asobares, Camilo Ospina, anunció que la primera propuesta que harán esta semana al alcalde Petro para que no se adopte la Ley Seca el próximo viernes contra Brasil, será esta: 'Tenemos que seguir el caso de los barranquilleros, de los pastusos, de los paisas, es decir, que sí se puede celebrar en paz, con tolerancia'.

Para Ospina, refiriéndose a la prohibición de la venta y consumo de alcohol, 'las medidas han sido desproporcionadas, porque en Bogotá la violencia que se ha presentado no ha sido en los establecimientos de comercio, como se ha querido presentar. En el primer partido hubo nueve lamentables muertes, dos por casos de sicariato y siete en espacios privados entre vecinos, entre familiares'.

El sociólogo Mejía considera que la Ley Seca 'como una acción de prevención, es plausible', no obstante, reconoce que 'esto afecta otros desarrollos sociales y económicos, pero no podríamos considerar que la situación de bienestar económico que podrían representar todas estas fechas para unos cuantos, deba anteponerse a lo que significan el orden público y el bienestar colectivo'.

Ospina advierte que las pérdidas económicas son para toda una cadena productiva que la administración apenas empieza a entender: importadores, distribuidores, comercializadores, empresas que producen hielo, transportadores, parqueaderos, conductores elegidos, taxistas. Dijo que si se suman todas estas actividades las pérdidas ascienden a más de $70 mil millones.

La violencia sin causa. Mejía señala que las celebraciones en el fútbol –el deporte más popular del mundo donde los practicantes que se hacen figuras internacionales son de las mismas clases sociales de las comunidades, que encuentran allí un referente de lo que podría considerarse como una identidad plena en lo social y en lo cultural– 'se desbocan cuando la frustración social no permite ver una consideración positiva a partir de ese éxito deportivo; es lo que la sociología contemporánea ha denominado como el divertimiento violento'.

Y, apunta: 'Si nosotros nos fijásemos en el mapa del mundo ¿cuántos países tienen que declarar una Ley Seca para que haya tranquilidad al observar un partido de futbol? Qué pena. Seríamos nosotros únicamente'.

Pero, con todo y Ley Seca en el histórico paso de Colombia a cuartos de final en el Mundial los criminales y violentos siguieron haciéndoles autogoles al país.