Compartir:

La pólvora es destructiva en todas sus presentaciones y modalidades. No existe variedad apta para niños, tampoco la hay inofensiva o menos dañina, como equivocadamente muchos creen. En definitiva, la pirotecnia es un asunto de expertos y así quedó en evidencia tras varias pruebas físicas que realizó la Policía Nacional.

Técnicos antiexplosivos detonaron controladamente los artefactos más tradicionales que son manipulados irresponsablemente en época navideña y que diariamente elevan la cifra de quemados o los accidentes por mal almacenamiento y pésimas condiciones de transporte.

Los ejercicios se realizaron al aire libre, a temperatura ambiente de 14 grados centígrados y con apoyo de mecha lenta, para retardar la activación. En un área despejada, los cuatro elementos fueron asegurados a diferentes objetos, que en todos los casos terminaron destrozados o quemados, como podría ocurrir si cualquiera de los artefactos pirotécnicos, impacta alguna parte del cuerpo humano.

Un martillo fue ubicado dentro de una manzana roja. La detonación prácticamente desapareció la fruta. Apenas un pequeño residuo apareció a dos metros del lugar del ejercicio. Los estragos ocasionados podrían entenderse como los efectos nocivos que generaría este tipo de pólvora en músculos. En otra práctica, los técnicos pusieron una mecha bajo un vaso de vidrio. La activación destruyó el recipiente. Los cristales quedaron esparcidos y tomaron un color opaco. Algo similar a lo que ocurriría si golpea un ojo.

Precisamente los martillos, las mechas, los totes y los torpedos, son artefactos que contienen entre 5 y 15 gramos de pólvora. Ocasionan quemaduras de segundo grado, daños oculares, afectación de los tejidos musculares y tendones, y lesiones auditivas graves.

En el segundo ensayo, un volador (sin palo) fue iniciado dentro de una lata. el elemento tuvo una repuesta inesperada, salió descontrolado contra una cámara fijada al piso a metro y medio de distancia. Afectó el lente, y obviamente averió la lata. En un nuevo intento con otro volador, pero sin la carga impulsadora, el artefacto pirotécnico explotó en tres tiempos y partió la lata en varias partes.

Los voladores, las culebras y los cohetes, tienen entre 15 y 40 gramos de pólvora. Ocasionan quemaduras de tercer grado, lesiones crónicas en huesos y articulaciones, incluso podrían mutilar o cercenar miembros.

En la tercera práctica fueron prendidos volcanes y bengalas, para algunos, objetos inofensivos. Premisa falsa, porque los dos contienen entre 1 y 5 gramos de pólvora, dejan quemaduras de primer y segundo grado, heridas en tejidos oculares y tienen la capacidad de incendiar cualquier artículo con una pequeña chispa, como ocurrió al acercarlos a papel y cartón.

Ante la contundencia de las evidencias físicas, la Policía Ncional reitera el llamado a la comunidad para que se abstenga de acompañar las celebraciones decembrinas con pirotecnia y no permitan su uso por parte de los menores de edad, quienes son los más sensibles a los perversos efectos de estos artefactos, que alcanzan temperaturas entre los 200 y 400 grados centígrados, según mediciones de los técnicos antiexplosivos.

La Institución también invita a los alcaldes que aún no han implementados medidas para restringir la manipulación y comercialización de la pólvora, para que en uso de sus facultades constitucionales, dicten normas que protejan a la infancia de este flagelo que deja en diciembre 117 personas quemadas, de ellas, 54 menores de edad y 63 adultos, -54% menos frente a diciembre de 2013-. (Fuente INS - corte 8 de diciembre 2014).

Las Unidades de Vigilancia, de Investigación Criminal y la Policía de Tránsito, continuarán los controles para detectar los expendios clandestinos, el transporte y venta ilegal. En 9 días son 21 las toneladas decomisadas y destruidas en el país.