En memoria de Bernardo Jaramillo Ossa
Bernardo Alfonso Jaramillo Ossa tiene dos significados trascendentes en mi vida: el hombre y el joven político que quería trasformar la izquierda para ser alternativa de poder en Colombia.
El 22 de marzo, en las horas de la mañana, lo asesinaron a sus 34 años de edad, siendo senador de la República por el departamento de Antioquia, candidato de la UP y el Partido Comunista a la Presidencia de Colombia, abogado de la Universidad de Caldas, padre de Bernardo y Paula Tatania, hijo de Bernardo y Nidia, hermano de Clemencia y el amor de Mariella.
Hombre de pensamiento abierto que soñaba en consolidar una nación grande en donde ser comunista y demócrata no significara una condena a muerte. Tenía el don de la palabra y, a viva voz, sin temores, sin engaños, en público y privado, siempre pudo describir y llamar por su nombre las realidades del difícil entramado de la vida nacional.
Llamaba al pan pan, y al vino vino.
Fustigó la combinación de todas las formas de lucha de la derecha de este país que nos llevó a una guerra sucia y al fortalecimiento del paramilitarismo.
Condenó la violencia, viniese de donde viniese; la desigualdad social, la falta de garantías de la oposición para ejercer la política, la debilidad de la justicia, la guerra sucia, el mal gobierno, a los militares que desobedecieron el legado de Bolívar, la falta de democracia, la desigualdad social, la falta de oportunidades económicas en Colombia, la falta del respeto a los derechos humanos y sindicales...
Hoy, después de 25 años de su partida, aún retumba su voz y sus ideas en nuestras almas. Si regresara nuevamente a nosotros, su discurso estaría incidiendo en la vida nacional. Lo reclamado por él en ese entonces, aún está por resolver.
La paz era su mayor anhelo y proponía que hubiese un proceso de paz producto de la discusión del país nacional. Creía únicamente en las salidas pacíficas y reconciliadoras, y creía que solo así se resolvería el conflicto que nos tiene enfrentados hace más de medio siglo.
No era un hombre de armas
Por ser integrante y máximo líder de la Unión Patriótica –partido político de izquierda–, fue condenado a muerte junto a miles de sus integrantes.
Le repetían con insistencia que la UP era el brazo político de las Farc; él respondía: 'una cosa es que como movimiento tengamos coincidencias con la insurgencia y otra que seamos un movimiento incondicional al servicio de los movimientos insurgentes del país'.
Creía que la paz pasaba por el reconocimiento de los actores del conflicto y que la paz era necesaria para Colombia. Solo logrando la paz se podría avanzar a una democracia política, social y económica.
Hablaba de la necesidad de apertura y pluralismo de las fuerzas políticas de izquierda en su conjunto. Recordaba en ese entonces que el dogmatismo había que desterrarlo, pero también le exigía al bipartidismo y al
Gobierno Nacional tolerancia y apertura con las nuevas fuerzas emergentes, como lo fue la UP en su momento.
Su mayor anhelo fue tener una izquierda unida, y avanzó en su corta vida en lograr acercamientos con Carlos Pizarro -M-19, EPL, A Luchar, Frente Popular, miembros de la UP y Partido Comunista. Tanto, que en homenaje a su memoria se fundó un nuevo partido: la Alianza Democrática-M19.
El texto de la declaración rezaba: 'Todos por la paz y la democracia, por nuestro compromiso con el pueblo colombiano, en homenaje a la memoria a los propósitos políticos de nuestro querido Bernardo Jaramillo Ossa... Suscribimos el siguiente llamamiento de la nación colombiana…'
Para él, la democracia no solo era política, sino que esta debía estar sustentada en el desarrollo social y económico de nuestro pueblo. Luchó por una vida digna para todos los colombianos, fue un convencido de que todos tenían los mismos derechos a una educación digna y unas condiciones económicas que pudiesen sustentar las necesidades como seres sociales que somos.
Aún tenemos los mismos retos como país, enfrentamos un proceso de paz que debemos sacar adelante, continuamos trabajando en el propósito de tener una patria más tolerante en donde la vida sea un valor preciado.
La victoria histórica y política la tienen hoy los que creyeron, apostaron y lucharon por la paz y todo lo que conlleva ella.