Las agencias de inteligencia en Colombia han instalado poderosos sistemas para compilar automáticamente vastas cantidades de información sin órdenes judiciales, contraviniendo el compromiso de mejorar la protección a la privacidad después de varios escándalos de espionaje interno, según un nuevo informe difundido el lunes por Privacy International.
El informe de la organización no gubernamental con sede en Londres permite echar un amplio vistazo al alcance y la dudosa supervisión de las tecnologías de espionaje electrónico que utilizan los organismos policiales y de seguridad del Estado en Colombia.
Uno de los sistemas desarrollados tiene capacidad para vigilar teléfonos celulares 3G y líneas troncales por las que se transmiten voz y datos en todo el país, según el documento.
Este llamado Sistema Integral de Grabación Digital fue instalado por los servicios de inteligencia policial desde 2005 y tiene capacidad para compilar 100 millones de registros de datos de llamada e interceptar 20 millones de mensajes de texto por día sin el conocimiento de los proveedores del servicio, según los autores del informe.
En el documento no se dice cómo se utiliza la tecnología, pero la compilación automática de grandes volúmenes de información no está explícitamente autorizada en la ley colombiana, según el grupo, que basó sus conclusiones en órdenes de compra y documentos -muchos de ellos no vistos antes- y en testimonios confidenciales de personas que trabajan en el vasto sector del espionaje en Colombia.
El general Rodolfo Palomino, jefe de la policía de Colombia, declinó hacer declaraciones sobre el informe a The Associated Press, a la que dijo que el foro adecuado para conversar sobre temas sensibles relacionados con las tácticas de espionaje electrónico es el Congreso, que es el encargado de supervisar a las agencias de inteligencia.
La constitución colombiana garantiza el derecho de los ciudadanos a tener comunicaciones privadas y cualquier interceptación debe contar con una orden judicial. La Fiscalía de Colombia mantiene con la policía un sistema separado y más selectivo para ese propósito al que se conoce con el nombre de Esperanza.
Sin embargo, Privacy International dijo que las rivalidades entre las agencias, una cultura muy arraigada en el espionaje, y lagunas jurídicas en la ley de inteligencia modificada recientemente que autoriza la vigilancia del espectro electromagnético con propósitos de seguridad nacional, han abierto la puerta a la compilación de grandes volúmenes de información personal en las comunicaciones privadas de los colombianos.
Gran parte de la tecnología para compilar información de inteligencia fue desarrollada con Estados Unidos, que ha aportado miles de millones de dólares en efectivo, adiestramiento y equipo en los últimos 15 años.
La tecnología de espionaje electrónico y la asistencia directa de la DEA y la CIA han sido decisivas en el arresto de jefes traficantes de cocaína y también han sido un arma en la lucha de Colombia contra el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, como lo muestra la interceptación de las llamadas telefónicas que permitieron la ubicación y muerte del principal comandante rebelde, apodado Alfonso Cano, en un ataque militar en 2011.
Sin embargo, también ha devenido en excesos esa asistencia estadounidense.
Algunas unidades de élite de inteligencia y de la policía que reciben asistencia directa y equipo de Estados Unidos figuraron entre las que se descubrió que espiaron ilegalmente la década pasada a magistrados de la Corte Suprema, periodistas, grupos de derechos de las víctimas y oponentes políticos del otrora mandatario Álvaro Uribe.