Bogotá. Con un apretón de manos, el presidente Juan Manuel Santos y el jefe máximo de las Farc, alias Timochenko, sellaron ayer en el centro de convenciones de La Habana el crucial anuncio sobre el desanudado acuerdo en materia de justicia transicional y el plazo de seis meses que se impusieron para la firma de la paz.
Al histórico evento, que sugiere la antesala del fin de más de 50 años de guerra en el país, asistieron varias decenas de invitados, todos vestidos de blanco, incluyendo a la delegación de las Farc, en un gesto que deja notar, por fuera del lenguaje hablado, que van todos en la misma dirección.
Pasadas las 5:30 de la tarde, se sentaron en la misma mesa —también en un hecho inédito—, a la derecha Santos, en la mitad el presidente de Cuba, Raúl Castro, y a la izquierda Timoleón Jiménez, en medio de una disposición cuanto menos acorde con las orillas políticas dialogantes.
Allí inició la lectura del comunicado conjunto el representante del país garante de Cuba, Rodolfo Benítez, quien informó del pacto de crear una jurisdicción especial para la paz y de la amnistía que habrá para delitos políticos y conexos.
El acuerdo
Luego, el representante del garante Noruega, Dag Nylander, habló de que la mínima pena para los delitos graves sería de cinco años y la máxima de ocho, con 'restricción efectiva de la libertad en condiciones especiales'; de que para quienes admitan su culpabilidad 'de manera tardía' habrá también una pena de cinco a ocho años pero en 'condiciones ordinarias' y, así mismo, de que habrá 20 años de pena en 'condiciones ordinarias' para quienes se nieguen a reconocer su responsabilidad en los hechos.
Los que quieran acceder a esta pena alternativa, se leyó, deberán trabajar o estudiar. Igualmente, se dejó en claro que esta jurisdicción especial tendrá competencia 'respecto a todos los que de manera directa o indirecta hayan participado en el conflicto armado interno', inclyendo por supuesto a los insurgentes y a los agentes estatales.
Tras la firma del acuerdo por parte de los jefes negociadores del Gobierno, Humberto de la Calle y de las Farc, alias Iván Márquez, y de la entrega de los mismos por parte de Castro a Santos y Timochenko, se iniciaron los discursos.
El discurso de Santos
El primer mandatario de los colombianos advirtió, de entrada, que la jurisdicción especial para la paz evitará que haya impunidad por parte de las Farc, a quienes, no obstante, reconoció y valoró por 'el paso que han dado'.
Mientras las miradas del jefe máximo de las Farc y del presidente Castro lo seguían fijamente, Santos anunció el acuerdo de que a más tardar en seis meses se firmará la paz, y de que luego de 60 días tras esa suscripción se dejarán las armas por parte del grupo ilegal.
'Este proceso se trata de hacer las transformaciones necesarias para que este conflicto nunca más se repita', sentenció Santos, y citando las palabras del papa Francisco de hace un par de semanas en la misma Cuba, donde dijo que las partes no se podían permitir otro fracaso en la búsqueda de la paz, aseguró el jefe de Estado: 'no vamos a fracasar'.
Cierre exitoso
Enseguida tomó la palabra un bien peinado y afeitado Timoleón Jiménez, ataviado con una guayabera -horas antes se filtró una foto donde se le veía en un atuendo deportivo-, para expresar su satisfacción 'por el cierre exitoso' del acuerdo sobre justicia.
Explicó incisivo en su intervención el jefe guerrillero que la jurisdicción especial para la paz 'ha sido diseñada para combatientes y no combatientes, y no para una sola de las partes'.
Finalmente, dijo Timochenko que se hace necesario ahora multiplicar esfuerzos para lograr el cese bilateral al fuego -actualmente se mantiene el cese unilateral decretado por los rebeldes desde el 20 de julio y medidas de desescalamiento por parte de la fuerza pública como evitar los bombardeos-, la dejación de las armas y la transformación de las Farc en un movimiento político.
La paz, indispensable
Cerrando los discursos, el presidente Castro aseguró: 'la paz en Colombia no es solo posible: es indispensable'.
Felicitó el hermano de Fidel, a Santos y a Timochenko, y dijo que 'el profundo respeto a las posiciones de las dos partes, la absoluta imparcialidad, la discreción y el apoyo firme, consistente y solidario, y la discreción, continuarán caracterizando la modesta contribución de Cuba al proceso de paz'.
Posteriormente, cuando ya Santos se disponía a retirarse de la mesa, lo abrazó Castro con una mano para con la otra rodear a Timochenko, y por último les tendió la mano a ambos para propiciar el apretón que finalmente se dio por iniciativa del jefe rebelde.
Las horas previas
Desde las 3:15 de la tarde llegó a Cuba el avión presidencial, cargado de una selecta comitiva de congresistas, juristas y periodistas, entre quienes se encontraban el ministro de Justicia, Yesid Reyes; el presidente del Senado, Luis Fernando Velasco; el de la Cámara, el guajiro Alfredo Deluque; los congresistas Iván cepeda, Roy Barreras, Antonio Navarro, Horacio Serpa y Telésforo Pedraza; el exnegociador Álvaro Leyva y los exmagistrados Juan Carlos Henao y José Manuel Cepeda.
Todos fueron recibidos por el embajador colombiano en la isla y exdirector de EL HERALDO, Gustavo Bell Lemus.
En el palacio de convenciones, además, más de 3 mil periodistas de todo el mundo aguardaban el inicio del histórico acto, prólogo del fin de una guerra que arroja, hasta ahora, más de 220 mil muertos y más de seis millones de desplazados.
Los movimientos en torno a lo ocurrido ayer se empezaron a ver desde el martes, cuando la delegación del Gobierno viajó de manera imprevista a La Habana, y se empezó a filtrar en los medios de comunicación la noticia de un posible nuevo acuerdo en la mesa.
Esta mañana se vieron venir otros anuncios importantes cuando desde su cuenta de Twitter el presidente Santos reportaba de una escala en la isla antes de su viaje a los Estados Unidos a la Asamblea General de las Naciones Unidas.