'La búsqueda del galeón San José desde aquel anochecer del 8 de junio de 1708 cuando se hundió al occidente de las islas del Rosario en las vecindades de Cartagena de Indias, ha sido una obsesión para personas y empresas buscadoras de tesoros. Todos han fallado. Unos por la ausencia de tecnologías en el pasado y otros que aunque usándolas en el presente, no lo han encontrado. Ha habido quienes han considerado que lo del galeón San José es solo un cuento'.
Este es un fragmento del libro 'El galeón perdido, ¿Dónde está el San José?', publicado en 2003 por Villegas Editores, del ingeniero y geólogo guajiro Jorge Bendeck Olivella en el que se relata detalles poco conocidos del galeón San José y cómo el rescate del tesoro está en medio de las ambiciones y los obstáculos.
El exministro Bendeck Olivella, hoy presidente de la Federación Nacional de Biocombustibles, cree que 'el pecio debe ser respetado por ser patrimonio histórico de la Nación, y de darse su rescate, con el empleo de las estrictas normas de la arqueología submarina'.
Con el anuncio por parte del gobierno del hallazgo del galeón San José, el pasado 27 de noviembre, se despierta entre los colombianos el deseo de conocer más sobre la historia de la nave y de los galeones que naufragaron en aguas colombianas.
¿Cuál es la importancia del hallazgo del galeón San José?
El valor histórico de tal descubrimiento es inmenso, de ser confirmado. Desde el momento en que la empresa Glocca Morra Co, recibió de la Dimar el reconocimiento como 'denunciante de tesoros o especies náufragas en las coordenadas referidas en el informe confidencial sobre exploración submarina…', el 3 de junio de 1982, en un área de aproximadamente 0,5 millas náuticas cuadradas, tal empresa y, luego, la Sea Search Armada, nuevo nombre con más socios, pretendieron que el gobierno del presidente Betancur, primero y, luego, del presidente Virgilio Barco, les autorizara las labores de recuperación de los tesoros que llevaba.
Ninguno de los dos presidentes, por recomendación de sus Comisiones Asesoras, aceptaron tal solicitud, por considerar que dicha especie náufraga, que nunca se dijo que fuera el San José, podría ser expoliado sin importar su valor histórico.
Desde entonces, como lo recomendó y ha continuado insistiendo el historiador Rodolfo Segovia Salas, el pecio debe ser respetado por ser patrimonio histórico de la Nación, y de darse su rescate, con el empleo de las estrictas normas de la arqueología submarina.
En su libro 'El galeón perdido, ¿Dónde está el San José?' relata muchas situaciones, ¿cuál cree que es el verdadero tesoro de la nave?
En aquellos tiempos era obligación que el tesoro real se dividiera siempre en partes iguales entre la nave capitana, en este caso el San José, y la almirante, el galeón San Joaquín. Así que el tesoro del galeón hundido resulte relativamente fácil de aproximar a la realidad, porque se conoce el registro del tesoro real entregado por las autoridades peruanas a los maestres de la plata de los dos galeones en la ciudad de Portobelo, Panamá, al final de la Feria de 1708.
Además del insoslayable valor histórico, el registro del tesoro que el galeón San Joaquín, gemelo del San José, llevaba, permite inferir con bastante aproximación que el San José se hundió con 'unos 8 a 9 millones de pesos de los pasajeros, que en cantidad de 300 llevaba el galeón y unos 775.800 pesos para la Corona.
Hay mucha expectativa por lo que llevaba el galeón, ¿cree que los tesoros descritos siglo tras siglo sean tan valiosos?
Las cifras anteriores, si bien son importantes, distan mucho de las expresadas por los medios. En viajes anteriores de la flota de galeones, las cifras se triplicaban y más aún, pero la pobreza del Perú después del gran terremoto y la ausencia de flotas por más de 10 años por los bloqueos de Inglaterra y Holanda, principalmente a los puertos españoles y a los de sus colonias, de manera particular a Cartagena de Indias, paralizaron el comercio entre la metrópoli y las colonias, ocasión que aprovecharon Francia, Inglaterra y Holanda, para llenar de mercancías de contrabando las tierras americanas, que sin los aportes de los impuestos que el comercio generaba, empobrecieron los fiscos hasta carecer de lo necesario para defender la integridad territorial y perseguir a los infractores.
¿Pensó alguna vez que se encontraría el galeón San José o que por los litigios alrededor de su búsqueda se prolongaría por más tiempo su hallazgo?
Por lo poco que se conoce de las operaciones de la Armada colombiana, es aún muy difícil saber si el pecio que se dice haber encontrado sea el galeón San José. Si lo es, era asunto de tiempo y del avance de las tecnologías de exploración en aguas profundas, que tienen que adelantarse con robótica de punta. Además, para confirmar si es el San José, seguramente deberán seguir el protocolo preparado para Colombia por el Woodhole Institute de la Jolla, California, y que sirvió para ejercer la interventoría de la investigación que años más tarde haría directamente el gobierno de Colombia, para definir, empleando los más modernos y eficientes equipos existentes, si en las coordenadas denunciadas por la Glocca Morra Co. existía o no esa especie náufraga denunciada. Ni allí ni en una circunferencia de más de un kilómetro se encontró absolutamente nada, según los reportes que deben estar en manos de la Dimar.
Y con respecto a los litigios, pienso que está aclarado por fallo de la Corte Suprema de Justicia de Colombia, que la Sea Search Armada tiene el derecho de ser resarcida con la mitad del 'tesoro' que se encuentre, siempre que el pecio esté ubicado dentro de la pequeña área delimitada por las coordenadas consignadas en el 'denuncio' que hicieron ante la Dimar en1982.
Con el anuncio por parte del gobierno del hallazgo se despierta entre los colombianos el deseo de conocer más sobre la historia del galeón San José, ¿qué no se ha dicho de esta nave?
En años recientes, historiadores de la talla de Carla Rahn Philips y Rodolfo Segovia Salas han ahondado en los pormenores del galeón San José desde su construcción en Mapil hasta su hundimiento. Hoy se conocen algunas historias de la mayoría de los tripulantes y soldados que allí viajaron desde España y en el periplo de Cartagena a Portobelo y su regreso hasta cerca de las islas del Rosario, cuando el 8 de junio de 1708, a las siete y media de la noche, explotó para hundirse en 'menos de lo que se reza un credo', según testimonios de los siete marineros que se salvaron -otros dicen que once- de las 600 personas que viajaban, de las cuales 300 eran pasajeros.
Bueno es aclarar que el galeón San José no fue hundido por los cañones ingleses, porque ellos iban tras sus tesoros y mal podrían haberlo cañoneado para hundirlo. Eso está perfectamente comprobado por las propias declaraciones de los testigos y de los náufragos. No, el galeón se hundió porque estalló desde adentro, es decir, su depósito de pólvora y municiones, por alguna razón desconocida, explotaron.
¿Cree que el hundimiento de más galeones puede despertar el llamado turismo de cazatesoros?
El galeón San José se hundió en un área bastante profunda. Se estima que estaría ubicado a unos 275 metros de profundidad, enterrado en una capa gruesa de sedimentos. Por tanto, sería muy difícil para los llamados cazatesoros adelantar operaciones, salvo que utilicen equipos sofisticados, y menos en las narices de nuestra Armada, que desde hace más de treinta años ejerce celosa vigilancia en las áreas en donde pudiera estar la especie náufraga.
Por supuesto, entre los centenares de navíos hundidos en nuestras aguas caribeñas, hay una buena lista de los que llevaban tesoros y que han sido y siguen siendo un atractivo para los cazatesoros.
¿Cuántos gobiernos pueden reclamar sus tesoros: España, Colombia...?
A pesar de que las leyes colombianas reiteran que las especies náufragas que yacen en las aguas territoriales de la Nación le pertenecen, veo, hacia adelante, una controversia interminable.
Con ocasión de los reclamos de España sobre dos fragatas hundidas en aguas de los Estados Unidos de América, la Galga y la Juno, cuyos tesoros fueron sacados por una compañía americana, el Presidente de esa nación 'expresó su opinión' en una Declaración Presidencial el 19 de enero de 2001:
'En función de la cláusula de propiedad del artículo IV de la Constitución, los Estados Unidos conservan la titularidad indefinida de aquellos navíos hundidos de propiedad estatal, a no ser que fueran abandonados o cedidos por el Congreso. Los Estados Unidos reconocen igualmente que, según la legislación internacional, solo podrán cederse o abandonarse barcos hundidos de procedencia extranjera conforme a las leyes de su país de origen.
Además, los Estados Unidos establecen que el derecho a la titularidad de un barco hundido propio o extranjero no prescribe, sea cual sea el emplazamiento o la fecha de su hundimiento.
¿Perú puede alegar derechos?
Pienso que por ser en ese entonces un virreinato de España y estar la plata en un galeón español, si se diesen esos reclamos, los tribunales internacionales tendrían que fijar una nueva jurisprudencia y todo es posible.
En este caso, los tribunales tendrán que definir a quién pertenece el galeón, si al país de la bandera que es España o al que hoy ejerce soberanía del mar en donde ocurrió el hundimiento. El litigio será largo.